El eje cafetero, situado en el centro oeste de los Andes colombianos, es un modelo de explotación agrícola y de utilización turística. La belleza de su paisaje con hermosas colinas de un verdor infinito entre montañas que llegan a los cinco mil metros; la facilidad de acceso, con buenas carreteras desde las tres ciudades vecinas que cuentan con aeropuerto: Manizales, Pereira y Armenia; el magnífico clima con noches frescas en gran parte del año debido a la altitud, la extensa red de haciendas reconvertidas en hoteles y la sensación de seguridad, han convertido al eje cafetero en uno de los más deseados destinos turísticos del país, tanto para nacionales como para extranjeros. 

Desde Cali, que cuenta con tres millones de habitantes, se puede llegar por carretera a Armenia en algo más de dos horas y media. Sin embargo desde Medellín y sobre todo Bogotá, el recorrido terrestre hasta el eje consume bastante más tiempo. 

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A comienzos del siglo XX en esos altos valles andinos dominaba el árbol del caucho, pero la disminución de la rentabilidad recomendó pasarse al cultivo del café, como ya se hacía en la región de Santander, y como se hace hoy día en todas las zonas montañosas de Colombia, que es el segundo productor del mundo tras Brasil.

Hasta los años setenta no se alcanzó la extensión de cultivo actual. A partir de la creación de la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia-FNCC- en los años veinte del pasado siglo, esta ha sido eficaz para lograr la estabilidad al servir los intereses de algunos latifundistas, pero sobre todo de muchos pequeños propietarios que explotan adecuadamente sus plantaciones en un contexto de precios internacionales muy volátil. Sus campañas publicitarias, con Juan Valdez, son reconocidas en todo el mundo.

Juan Valdez, campaña cafetera

Juan Valdez, Café de Colombia

 

El Paisaje cultural cafetero, que incluye ciertas zonas del eje, fue declarado en 2011 Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

El lugar más visitado, un millón de personas al año, casi todos nacionales, es el Parque Nacional del Café, a doce kilómetros de Armenia, otro proyecto de éxito de la FNCC, creado en 1995 para preservar el patrimonio histórico y cultural de ese producto y que incluye un Museo que nos narra la historia del mismo desde su llegada a Colombia, llevado por los jesuitas en los años treinta del siglo XVIII, hasta nuestros días. 

Mirador en el Parque Nacional del Café

Mirador en el Parque Nacional del Café

En Calarca, también en el área metropolitana de Armenia, se encuentra el mayor mariposario de Colombia, mientras que el Jardín Botánico de la Universidad Tecnológica de Pereira cuenta con uno de los mejores orquidearios del mundo. En la propia ciudad de Armenia se localiza el Museo del Oro Quimbaya, que reúne algunas piezas de lo que quedo en Colombia del fabuloso descubrimiento que tuvo lugar en esa región.

Museo del Oro Quimbaya

Museo del Oro Quimbaya

Hay que recordar que 136 piezas del tesoro Quimbaya fueron regaladas en 1892 por el Presidente Holguín a la Reina María Cristina, tras haber sido expuestos en la Exposición Iberoamericana  del mismo año por su labor como Presidente en el laudo arbitral por los lindes fronterizos entre Colombia y Venezuela y que, actualmente, están expuestos en el Museo de América de Madrid. Cada cierto tiempo, los medios de comunicación colombianos y el Gobierno solicitan su devolución asegurando que no fue legal.

En el corazón geográfico del eje cafetero se encuentra el Parque Nacional de los Nevados al que se accede desde Manizales y en el que resisten unos pocos glaciares y algunos volcanes activos como el famoso Nevado del Ruíz, que en su erupción de noviembre de 1985 causó 23.000 muertos, posiblemente, la mayor tragedia del país.

Parque Nacional de los Nevados en Colombia

Parque Nacional de los Nevados en Colombia


Además de paseos a caballo o a pie, es muy recomendable realizar la llamada ‘Experiencia Combia Inspiración’ en una de las haciendas cafeteras de mayor historia y en la que también se encuentra el hotel rural Combia. La actividad consiste en un circuito por diversas estaciones en las que se van conociendo variados aspectos relacionados con el cultivo y tratamiento del café.

Los omnipresentes Jeep Willys de la Segunda Guerra Mundial se enmarcan naturalmente en el paisaje  y convencen al visitante de que está participando en una película de aventuras. Una gran excursión.