Opinión

En Canarias estamos viviendo una transformación silenciosa en el sector hotelero: la dificultad para atraer y retener talento

Las nuevas generaciones ya no buscan la estabilidad de un puesto fijo ni la vocación de servicio de antaño. Prefieren flexibilidad, aprendizaje rápido y experiencias diversas

En Canarias estamos viviendo una transformación silenciosa en el sector hotelero: la dificultad para atraer y retener talento

Las nuevas generaciones ya no buscan la estabilidad de un puesto fijo ni la vocación de servicio de antaño. Prefieren flexibilidad, aprendizaje rápido y experiencias diversas.

Esto está dejando a los equipos sin continuidad y obligando a los empleados senior de más de 50 años a formar una y otra vez a personal que rara vez supera el año de antigüedad y eso quema.

El resultado: rotación constante, pérdida de know-how y desgaste de quienes aún sostienen el servicio.

Es urgente revalorizar la hospitalidad como profesión, no como empleo temporal.

El futuro pasa por combinar la experiencia del veterano con la energía del joven, creando modelos de formación, reconocimiento y propósito compartido.

Solo así podremos mantener viva la esencia que hizo grande al turismo en Canarias.

Canarias siempre ha sido un referente mundial en hospitalidad. No solo por sus playas o su clima, sino por su forma de hacer sentir al cliente como parte de una familia. Pero eso solo es posible cuando el personal del hotel también se siente parte de esa familia: valorado, respetado y orgulloso de lo que hace.

La verdadera excelencia no está en las estrellas del hotel, sino en las personas que lo habitan y lo hacen brillar cada día.

 

*Pierre-Philippe Fernández es Contracting Manager de Corendon para Canarias

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