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Segways: ¿Morir de éxito?

La masificación del uso de estos dispositivos ha obligado a los ayuntamientos a desarrollar nuevas normativas

En el Palacio Real de Madrid o en los paseos marítimos de Benidorm, no importa el lugar. Cada vez es más común ver a turistas motorizados a bordo de un segway disfrutando de sus vacaciones. La proliferación de estos dispositivos ha venido a hacer un poco más complicada la convivencia en las aceras y, por ello, las autoridades han pasado a regular su uso. Y es que estos aparatos han llegado para quedarse y ampliar las posibilidades de los tours turísticos en las urbes españolas .

La primera en marcar la guía fue la Dirección General de Tráfico que pese a permitir su uso sin necesidad de licencia de circulación o seguro obligatorio, sí que vetó la circulación de vehículos de movilidad personal (VMP) en aceras y paseos. Entre los dispositivos incluidos en esta categoría se cuentan los patinetes eléctricos u hoverboards, los citados segways o las sillas con motor eléctrico. No obstante, esta recomendación del órgano principal para la gestión del tráfico quedaba pendiente de las diferentes  autoridades locales.

Y de los primeros en ponerse manos a la obra ha sido el Ayuntamiento de Barcelona. En julio de 2016 prohibieron la utilización de segways en la zona cercana a la playa durante la temporada de verano, anunciando multas entre 90 y 1.000 euros. Ahora han dado un nuevo paso. A partir del 1 de julio, las aceras de la Ciudad Condal son territorio vedado para los MVT. No se trata de una prohibición para su circulación, ya que los usuarios podrán transitar por la calzada, sin embargo, el consistorio viene a poner nuevos límites a un uso que hasta el momento era totalmente libre. Mediante la nueva ordenanza municipal, además , prohíbe su utilización en la vía pública a los menores de 16 años.

Una regulación que también atañe a los diferentes tours turísticos que se desarrollan en la ciudad. Establece que los vehículos se alquilen siempre con guía y que los grupos sean de entre tres y seis personas y vayan por rutas marcadas

La necesidad de legislar

La mayoría de propietarios de empresas turísticas que hacen uso de segways coinciden en una misma idea, expresada en palabras de Thais Villadóniga Martín, directora de Segway Palma: “Hay que regular y organizar de la mejor manera posible en donde reine el sentido común”.

El listado de motivos por los que es necesario legislar sobre el uso de estos aparatos es variado. La mayoría de los ayuntamientos aluden a la masificación de las aceras y a la difícil convivencia entre peatones, ciclistas y conductores de segways. La falta de homologación de algunos dispositivos también es esgrimida como argumento para introducir más control. Un caso más peculiar es el de Granada, que ha prohibido su circulación por los alrededores de la Alhambra debido al ruido que generan, al daño que producen en aceras adoquinadas y a los problemas de tráfico que generan con autobuses, bicicletas y taxis.

Además, en la ciudad nazarí se han endurecido los requisitos para su uso en zonas turísticas: “Hemos tenido que regular el uso de los segways para compatibilizar con el resto de usuarios de la vía pública. Las empresas tienen que sacar una licencia municipal en donde se regula su uso, itinerario y horario”, explica Raquel Ruz, concejal de movilidad del Ayuntamiento de Granada.

¿Por qué triunfan?

En todos los casos analizados se repite un mismo rasgo: la masificación; pero ¿cuál es el secreto de su éxito? Daniel Ouro, propietario de Segwaytrip Madrid lo tiene claro: “El segway es un vehículo tecnológico y muy intuitivo que te facilita visitar distancias muy largas en tiempo muy corto”. Dicho en palabras de Villadóniga ,“el segway te permite hacer una visita turística muy eficiente de la ciudad”, en este caso permite recorrer todo el centro turístico de Palma en tan sólo una hora.

También existe un componente medioambiental, tal y como señala Pedro Ramos Acosta, agente exclusivo de MGS Seguros: “Las autoridades tienen que ver que estamos evolucionando a un futuro eléctrico, por lo que hay que incentivar todo lo eléctrico, desde la bicicleta a los segways”. Una opinión similar a la de Tháis Villadóniga, que sostiene que “todo lo que contribuya a poderse mover con facilidad y mover el medio ambiente es interesante”.

A todas luces, su crecimiento no puede ser frenado a golpe de prohibición. Ha llegado el momento de plantearse un crecimiento responsable y ofrecer nuevas alternativas que permitan la convivencia entre peatones, ciclistas, vehículos a motor y estos nuevos transportes. Tal y como resume Villadóniga, “surgen nuevas máquinas y tenemos que empezar a cambiar el pensamiento, tenemos que plantear carriles rápidos y carriles lentos, y no solo carriles bici”.

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