Cada vez son más las personas que deciden adoptar una dieta vegana. Sin embargo, la nutricionista del servicio de Endocrinología y Nutrición de los hospitales universitarios Montepríncipe y Torrelodones, Mamen Palomo, asegura que “la dieta vegana no es más sana que la mediterránea” y que incluso “puede intervenir en el desarrollo intelectual de los niños”. De hecho, a primera vista, la dieta mediterránea es más sencilla y barata que la vegana, adoptada generalmente por motivos éticos.  Y es que las tendencias de alimentación cada vez son más variadas.

Vegetarianismo, crudi-veganismo, lácteo-vegetarismo, entre muchas otras, son tendencias que a veces ponen, incluso, en riesgo la salud de las personas que la llevan a cabo. Unas pautas alimentarias que se contraponen a costumbres culinarias que han estado presentes en la cultura española desde siempre, como ocurre con la alabada dieta mediterránea. Un estilo de vida, más que una dieta propiamente, que ya fue nombrada Patrimonio Inmaterial de la Unesco en 2013, y que destaca no solo por la calidad y la variedad, sino porque asociada a ella van algunas pautas más que saludables como cocinar concienzudamente, comer sentados o disfrutar de una buena charla durante la comida.

Hábitos y costumbres que hacen de la gastronomía española una bandera de la que presumir y un innegable atractivo que hay que mimar, preservar y cultivar, más allá de modas o de nuevas tendencias alimentarias.