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Los Ayuntamientos de Mallorca ingresan 40 millones al año de IBI hotelero
El Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI), que se aplica también a los hoteles, se ha consolidado como una de las principales fuentes de ingresos para los Ayuntamientos de los municipios más turísticos de Mallorca. En 2024, la recaudación global de la isla alcanzó los 39,5 millones de euros, según datos del Catastro Inmobiliario y Hacienda. A diferencia de la tasa turística, dependiente de la ocupación hotelera, este tributo garantiza una aportación estable y recurrente, que actúa como termómetro del peso del turismo en la economía local.
Los municipios de Calvià y Palma lideran la recaudación, con 7,74 y 6,66 millones de euros, respectivamente, sumando más de un tercio de todo lo ingresado en la isla. Les siguen Alcúdia (4,32 millones) y Sant Llorenç des Cardassar (4,12 millones), mientras que municipios como Capdepera, Manacor, Son Servera, Santa Margalida y Pollença completan el top 10. En estos destinos, la presión turística se traduce en un músculo financiero que sostiene el funcionamiento de los servicios públicos.
Cabe destacar los casos de dos localidades que rompen la norma: en Sant Llorenç, el IBI hotelero representa el 52% de toda la recaudación del impuesto, y en Muro el 48%, lo que evidencia hasta qué punto la economía municipal depende de la actividad turística.
En un segundo escalón figuran localidades como Andratx, Felanitx, Sóller o Ses Salines, con recaudaciones que se mueven en una horquilla entre los 100.000 y los 600.000 euros. Para estos municipios, el IBI hotelero supone un ingreso complementario que ayuda a equilibrar los presupuestos en temporada alta. En cambio, localidades más pequeñas, como Banyalbufar, Deià o Fornalutx, apenas suman entre 20.000 y 100.000 euros, aunque su impacto es clave en economías municipales más limitadas.
La disparidad se hace aún más evidente en municipios como Petra, Lloret o Maria de la Salut, cuya recaudación no supera los 4.000 euros anuales.
Tal y como explican desde Diario de Mallorca, este peso fiscal alimenta también el debate sobre la sostenibilidad de la industria. Mientras los críticos denuncian la sobrecarga de recursos y la saturación de la isla, los defensores del turismo subrayan que sin el IBI hotelero los Ayuntamientos tendrían serias dificultades para financiar limpieza, seguridad o infraestructuras. Los casi 40 millones recaudados en 2024 reflejan, en definitiva, la estrecha interdependencia entre el turismo y la capacidad de los municipios para sostenerse.
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