Opinión

El turismo es un gran invento

No tengo duda de que saldremos de esta manteniendo el liderazgo, pero eso no debería de ser suficiente

En la película con este título de Pedro Lazaga, estrenada en 1968, el Alcalde de Valdemorillo de Moncayo, el inimitable Paco Martínez Soria, acompañado del leguleyo secretario del Ayuntamiento, José Luis López Vázquez, y del rijoso Antonio Ozores, se desplaza a la Costa del Sol para estudiar el fenómeno del turismo para implantar  después  las ideas en el pueblo y convertirlo así en un gran destino internacional.

Como era previsible, las cosas no suceden como tenían que suceder y el grupo, torpeza tras divertida torpeza, se gasta el dinero en lo que no debía y tiene que regresar a Aragón sin haber cumplido ninguno de los objetivos y sin poder desarrollar el “gran invento” en Valdemorillo de Moncayo.

Si el contexto actual no fuera trágico podríamos integrar muchas de las situaciones que estamos viviendo como escenas de la película.
 

 

Algunos medios de comunicación hacen sus análisis de la situación y proponen actuaciones, antes de enviar a sus periodistas a la “Costa del Sol”, mezclando cifras incongruentes con otras reales y citando el porcentaje del PIB que representa este sector —siempre variable, desde el 11 al 20% según el escribidor—. Los profesionales, que ya están de vuelta se preocupan, lógicamente de llevar el ascua  a su sardina.

Pero hay algunos ejemplos que son verdaderamente llamativos.

En un artículo en el diario El País del pasado día 1, el presidente de la CEOE afirma que en 2019 los turistas extranjeros se gastaron en España más de 92.000 millones de euros, confundiendo el gasto total, de acuerdo con la encuesta Egatur del INE, que incluye los gastos no realizados en España como traslados, transporte, comisiones, etc. con el ingreso total, lo que llega a nuestras arcas, que según la Balanza de pagos elaborada por el Banco de España fue de 71.206 millones, un pequeño detalle de casi 20.000 millones.

El error debería ser llamativo excepto si suponemos que el texto fue o bien escrito, o bien revisado, por una de las vicepresidentas de la Organización con un pasado de altos cargos en la Administración Turística, pero que no ha pasado por la “Costa del Sol”.
 

 

Otra cifra que nos intriga es la de las “perdidas” del sector, que van de los 24.000 a los 124.000 millones de euros según quien nos informe. Como si se pudiera perder lo que no se tiene, aquí se confunde, a veces con total conocimiento de causa, pérdidas, que solo se conocerán cuando aparezcan en la cuenta de resultados de cada empresa, con minoración de ingresos previstos. Y cada uno prevé lo que quiere.

Por supuesto, las principales empresas saben perfectamente lo que dicen y lo que hacen. Son extraordinariamente competentes, y lo mismo puede decirse de las organizaciones que las representan.

Todos estamos impacientes deseando el regreso de los turistas extranjeros, pero habrá que contar previamente con ellos. Algunos países como Reino Unido, Estados Unidos, Brasil e incluso Suecia, aún no han controlado la pandemia por lo que no tienen la cabeza para mucho viaje; otros como Alemania aprovechan el buen tiempo para disfrutar de sus lagos, bosques y playas bálticas.

La solución, claro, es hacer innecesarias campañas de comunicación para mejorar la decaída imagen de España, cuando resulta que la inmejorable imagen turística de nuestro país apenas se ha visto afectada.
 

 

Si fueran a la “Costa del Sol”, les dirían que lo que hay que hacer es potenciar nuestras ventajas competitivas  para mantener la cuota de mercado aliándonos con los turoperadores europeos— las principales aerolíneas que viajan a España como Jet2 e easyJet han creado los suyos— para hacer campañas conjuntas. Y aprovechar los meses de septiembre y octubre cuando en el Mediterráneo Oriental el clima ya no es tan placentero, mientras que en el nuestro lo sigue siendo, para atender a una demanda insatisfecha que también buscará en Canarias ese sol añorado.

No olvidemos que España es el líder mundial en el turismo organizado y que en el futuro próximo habrá una vuelta a este tipo de viaje por las garantías, las condiciones de anulación, la mayor seguridad y otras ventajas que buscan los clientes en estos momentos difíciles.

No tengo duda de que saldremos de esta manteniendo el liderazgo, pero eso no debería de ser suficiente. Como siempre la otra cara de la crisis es la oportunidad. Esta debe ser aprovechada por empresas y Administraciones Públicas para llevar a cabo las necesarias actuaciones que consigan alumbrar un turismo más rentable, más sostenible y menos preocupado por las cifras de visitantes.

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