Alemania observa con preocupación el descenso del caudal de su principal río navegable. Gran parte de la economía germana se sustenta en el transporte de mercancías por vía fluvial y, en la actualidad, se está viendo comprometida por el escaso calado que presentan las aguas del río Rin.

Desde hace unos años, pero sobre todo a raíz del pasado 2022, la situación se ha recrudecido en diferentes puntos del curso fluvial que vertebra el sur de Alemania. Se han comenzado a ver grandes bancos de arena en algunos estados, como el de Renania-Palatinado, que dificultan sobremanera la navegabilidad del Rin, afectando tanto a la industria del transporte de carga como a la turística, en forma de cruceros fluviales.

Un descenso aún más extremo del caudal del Rin, que en estos momentos se sitúa por debajo del metro de profundidad en muchos tramos, amenaza seriamente la estabilidad de la economía teutona, actualmente en recesión. Si no habían sido suficientes los embates covid y la guerra en Ucrania, con la consecuente subida de costes energéticos e inflación a nivel mundial, ahora la crisis fluvial podría acrecentar la situación de emergencia a nivel económico.

Según informa La Razón, algunas de las grandes empresas del país, como la química BASF, reciben hasta el 40% de las materias primas a través de las naves que surcan el Rin. Estos buques suelen necesitar una profundidad de al menos 1,5 metros para poder navegar el río, sin embargo, hay zonas que actualmente han descendido hasta los 56 centímetros, como es el caso de algún tramo estrecho cerca de la ciudad de Coblenza.