La mayor cadena de supermercados de Alemania, Edeka, eliminó la semana pasada todos los productos extranjeros de sus estantes en uno de sus establecimientos de la ciudad de Hamburgo.

La medida sorprendió a los clientes que acudieron a hacer la compra al comercio, pues estaba prácticamente vacío y productos tan demandados como los tomates españoles o las olivas griegas habían desaparecido sin dejar rastro. 

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Por el local se podían encontrar carteles en los que se podían leer frases del tipo: "Este estante está muy aburrido sin variedad" o "Nuestra selección hoy sabe lo que son las fronteras". Todo tenía su explicación. 

La compañía ha querido concienciar a sus usuarios sobre el racismo y la xenofobia. Para ello, dada la variedad de los alimentos que se venden en sus establecimientos, quiso eliminar todos aquellos que no fueran nacionales con el fin de comparar la situación con lo que pasaría si se cerraran las puertas a los extranjeros en el país germano. “Es junto a productos de otros países como creamos la diversidad única que nuestros clientes valoran”, explicaron desde la empresa. 

Por el momento no ha trascendido si se trata de una medida puntual o se llevarán a cabo otras al respecto.