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Construcciones bélicas convertidas en monumentos turísticos

Infraestructuras militares cuyo objetivo era rechazar la llegada de extranjeros, ahora buscan lo contrario

El turismo interesado en el Patrimonio Militar Reciente de los destinos es una tendencia que cuenta con muchos seguidores en países como Reino Unido, principal emisor de turistas para España. Multitud de localizaciones alrededor del planeta invierten en obras de rehabilitación de sus infraestructuras con el fin de ofrecer un producto atractivo a sus ciudadanos y visitantes. 

En base a esto, en el país ibérico ya existen empresas que buscan satisfacer este nicho de mercado. La viguesa Bob y Blue presentó el mes pasado un catálogo en el que ofrece experiencias relacionadas con episodios como el Desembarco de Normandía o Pearl Harbor, en Hawái. Además en territorio nacional cuenta con itinerarios para conocer sedes militares o tecnológicas o grandes máquinas del siglo XXI.

Entre todos los productos turísticos que se ofrecen en este ámbito, destacan los reslacionados con la Segunda Guerra Mundial. Algunos de ellos son tan célebres que reciben miles de visitas cada año. 

Francia 

Normandía es famosa por el desembarco del 6 de junio de 1944. El ‘día D’ 150 soldados aliados llegaron a la playa y superaron las defensas alemanas. Los búnkeres de guerra y las baterías siguen en pie y en ellos se han levantado diversos museos que recrean la batalla. 

 Un poco más al norte, en Pas de Calais, se sitúa la Batería Todt,  una de las más fortificaciones costeras más importantes del Muro Atlántico. Contaba con cuatro cañones. 

En 1940 Hitler había ordenado construir baterías costeras ante la posibilidad de invadir Gran Bretaña. 18 soldados y cuatro oficiales trabajaban en las instalaciones.

Permaneció operativa hasta septiembre de 1944. Tras la guerra quedó abandonada y la mayoría de los equipos terminaron en el desguace. En 1970 se convirtió en museo. 

Polonia

El Führerhauptquartier Wollfschanze (Guardia del Lobo) era el mayor complejo militar de Adolf Hitler durante la Segunda Guerra Mundial y estaba situado en la aldea de Gierloz cerca de Rastenburg. Constaba de 80 edificios camuflados de los que 50 eran búnkeres. 

Estaba rodeado de campos de minas y alambres de púas. Allí se perpetró el fallido intento de asesinato de Hitler el 20 de julio de 1944. Los nazis abandonaron la instalación cuando el Ejército Ruso se acercó a la frontera de Prusia. Aunque se ordenó su demolición, los edificios resistieron las explosiones, aunque quedaron en mal estado. Hoy en día es un potente producto turístico en la región. 

Letonia

Las Baterías de Liepaja están situadas en la conocida ciudad portuaria, al oeste del país donde también se sitúa la prisión de Karosta. En el área pueden encontrarse búnkeres y baterías de la época del zar, bastante populares entre los turistas. Se recomienda acudir acompañados de un guía local. 

Reino Unido 

Las Fortalezas Marinas Maunsell son pequeñas torres ubicadas en el mar que se construyeron durante la Segunda Guerra Mundial para defender Reino Unido. Tenían como misión detener y avisar de la presencia de los alemanes que intentaban colocar minas marinas en lugares estratégicos de los ríos Támesis y Mersey. 

En el pasado eran bastante comunes las excursiones a este tipo de instalaciones. En la actualidad se siguen ofreciendo pero con menor asiduidad. El sector de los viajes ha visto en ellas una oportunidad de hacer negocios, incluso se baraja la posibilidad de convertirlas en un hotel de lujo. 

También en Inglaterra, en Denge, están los "espejos de sonido". La Royal Air Force (Real Fuerza Aérea) ubicó en la región unos reflectores esféricos de hormigón capaces de amplificar el sonido de los aviones que se acercaban por el Canal Inglés. Para ello se colocaban varios micrófonos frente a cada reflector y en función de la intensidad de la señal se determinaba la distancia de los aviones. 

En España

El Parque del Monte de San Pedro en A Coruña alberga una antigua batería de costa escogida para la defensa de la ría del periodo de entreguerras, en A Coruña. 

Tras años de abandono, lo convirtieron en un parque y las instalaciones se rehabilitaron para acoger un museo. 

La Batería de La Parajola se encuentra en Cartagena (Murcia). Es conocida porque durante la Guerra Civil fue la artífice del hundimiento del buque Castillo de Olite, considerada una de las mayores tragedias de la historia naval de España. Es Bien de Interés Cultural desde agosto de 1997 y parte del Patrimonio histórico del país. Está situada sobre una cota media de 165 metros, y desde ella se contempla una panorámica que se extiende desde Cabo Tiñoso a la Punta de los Aguilones (Escombreras).

También en Cartagena se encuentra el Conjunto de Cabo Tiñoso, formado por tres baterías de costa: Castillitos, la del Jorel y la de Atalayón. Su construcción se inició en 1929 durante la dictadura de Primo de Rivera para defender la base naval de Cartagena. La zona es bastante popular entre los visitantes que acuden para disfrutar de las vistas y las pintorescas construcciones. 

¿Por qué olvidar el pasado?

Los recuerdos de los grandes episodios bélicos de nuestra historia más reciente constituyen una fuente de riqueza turística interminable. Aunque algunas voces se alzan a favor de hacer desaparecer todos los errores del ser humano a lo largo de la historia, lo cierto es que construcciones y elementos de artillería de las grandes guerras generan interés en un amplio sector de la sociedad. ¿Por qué no aprovecharlo? Al fin y al cabo, se estaría invirtiendo en el aprendizaje de la cultura yendo más allá de lo que explican los libros de texto. 

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