Laspersonas buscamos atrapar momentos para que permanezcan en nuestrorecuerdo y revivirlos es parte del deleite. Es más, en algunasocasiones, el recuerdo es más placentero que la propia situación osensación vivida. Hay momentos que son estresantes o desagradables. Osorprendentes, que quizá en ese instante no estén resultandoplacenteros y, sin embargo, su recuerdo o la posibilidad de estarrelatando a otra persona lo sucedido nos proporciona placer.

El otro día pensaba que puede ser más efectivo un buen recuerdo quetodo el servicio que podamos ofrecer a nuestro cliente. Quiero decir conesto, que un destino turístico tiene en su mano el ofrecer al turistaun entorno atractivo, emocionante, unos servicios y una oferta que puedasatisfacer. Y probablemente todo ello va a formar parte de ese recuerdoagradable que nos permitirá permanecer en el top de las preferencias denuestro cliente. 

Las personas tratamos de captar todos los momentos denuestra vida con las fotografías y, gracias al smartphone, hoyprácticamente podemos retransmitir nuestra propia vida a través de lanube. Pero no lo controlamos. 

¿Cómo consigo que el cliente tenga un recuerdo preferente de midestino? ¿Realmente controlo la imagen que el cliente tiene de mi? ¿Soycapaz de generar herramientas que le permitan a mi huésped recordar conexactitud su estancia y satisfacción?

Si pudiéramos insertar un chip en la memoria de nuestros turistas, einsertar contenidos sería ideal, claro está; pero a día de hoy nostenemos que fiar de la capacidad de cada persona para retener losinstantes que le hemos proporcionado o al que le hemos inducido. Y hastaaquí podemos leer.

El otro día hablábamos de la necesidad de tangibilizar recuerdos. Esebalón que se lleva el futbolista tras haber marcado el gol de la final,esa tarjeta que nos llevamos del restaurante que tanto nos gusto, esacamiseta que nos concierto de aquel grupo que nos puso la piel degallina.

Esos recuerdos, o souvenirs, forman parte de ese control que tenemospor mantener viva en la memoria la sensación de haber tenido una buenaexperiencia en nuestro complejo.

¿Somos capaces de crear algo más? ¿Es posible crear mecanismos que el cliente pueda emplear másadelante con la firma de mi complejo? Es decir ¿Somos capaces detrascender en la vida de mi cliente, permanecer en su recuerdo, yaportarle algo más a su vida, una experiencia inigualable? ¿Unas pautasde comportamiento, unos amigos para siempre, un regalo para toda lavida?

El mejor servicio, las más lujosas instalaciones y el trato másexquisito quedarán grabadas en la.memoria de nuestro cliente… o no. Nolo podemos controlar. Pero ese valor diferencial, ese souvenir, esaexperiencia, quedará para siempre y si somos capaces de asociarlo a unaexperiencia única, estaremos delante de todos nuestroscompetidores. Porque la satisfacción y fidelización del turista está ennuestra capacidad para generar buenos recuerdos, y recallificarlos.Apuntenlo.