Postureo y redes sociales son los mejores aliados en los tiempos modernos. Algunos famosos y gente con una generosa cuenta corriente lo saben, así que contratan a un cineasta para que filme sus vacaciones o celebraciones, y luego presumir de ello en el ciberespacio. La calidad de la imagen está garantizada.

Según cuenta la revista digital Yorokobu, uno de los directores es Andrew Gemmel, quien ha trabajado para Elton John, los Beckham o Gary Player. Disponible para sus clientes las 24 horas, Gemmel afirma que ellos “quieren vivir el momento, en lugar de buscar sus teléfonos y sus cámaras todo el tiempo, pero aun así desean que se graben los recuerdos”.

La raíz de esta tendencia se encuentra en Facebook, Instagram o Twitter. En las redes no se muestran sólo las vivencias personales, sino que el usuario las emplea para promocionarse socialmente. De ahí que busque la calidad de la imagen y un lenguaje atractivo que enganchen al público que los sigue.

En otras palabras, se trata de la ‘profesionalización del postureo’. “Podemos levantarnos a las tres de la mañana para un paseo en globo aerostático sobre el Massái Mara (Kenia) y terminar 23 horas más tarde en una fiesta, y al día siguiente no filmar porque la familia necesita el descanso”, comenta Gemmell quien cobra la nada despreciable cifra de 2,800 euros diarios por su servicio.

Muchos no difunden las imágenes; simplemente las guardan para consumo íntimo, según afirma el cineasta. De todas maneras, tal y como destacan en Yorokobu, son vídeos que siguen criterios estéticos externos, los que estén de moda en cada momento, y esto es inseparable de las redes sociales. Las imágenes terminarán difundiéndose en círculos más abiertos o más cerrados.

Los vídeos de las ceremonias no sólo registran, también crean. Los montajes adquieren mayor complejidad técnica año tras año y se orientan a las redes sociales mediante la creación de pequeños videoclips: cortos, rápidos, saltarines; adaptados a las leyes del 'marketing online'.