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Después de una multa de 165.000 euros, el alojamiento ilegal Ibiza Yoga cierra tras una segunda inspección
Por si una multa de 165.000 euros fuera poco, el centro Ibiza Yoga, ubicado en Benirràs (Sant Joan de Labritja), ha precisado de una segunda inspección para anunciar su cierre. Así, ha cesado la venta de estancias turísticas y retiros, actividades que desarrollaba sin las licencias pertinentes. Sin embargo, el Ayuntamiento de Sant Joan prepara el precinto de la carpa donde se impartían las clases, al constatar que la actividad continuaba pese a un expediente sancionador en marcha tras la primera inspección.
Tanto el Consistorio como el Consell de Ibiza han emitido órdenes de cese por infracciones urbanísticas y actividad turística no autorizada. Durante una inspección conjunta realizada el pasado 11 de julio, se comprobó que las clases seguían impartiéndose en suelo rústico protegido, una infracción calificada de “muy grave” por el Ayuntamiento. A pesar de ello, una segunda inspección el 22 de julio reveló que la actividad continuaba, y los responsables impidieron el acceso de la Policía Local al recinto.
Ibiza Yoga, que estaba gestionado por una pareja británica, también desobedeció una orden de demolición de varias cabañas construidas sin permiso y que se alquilaban como alojamiento. Aunque presentaron un proyecto de demolición voluntaria con plazo hasta el 8 de julio, no lo han cumplido, por lo que Sant Joan retomará la imposición de multas coercitivas de 3.332 euros mensuales, con la posibilidad de llegar hasta doce sanciones antes de ejecutar el derribo de forma subsidiaria.
El Consell de Ibiza, por su parte, ultima otro expediente sancionador por comercialización ilegal de alojamientos turísticos, ya que el centro ofrecía una quincena de habitaciones, dos chalés y una casa de invitados a través de su web y plataformas como Airbnb. La multa podría alcanzar los 400.000 euros.
La clausura del centro llega tras años de litigios administrativos, recursos y reiterados incumplimientos por parte de los propietarios, que han esquivado las normativas urbanísticas y turísticas vigentes, explotando un negocio en suelo rústico sin autorización durante más de una década.
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