Destinos

Olor a muerte como reclamo turístico

El morbo atrae a miles de curiosos cada año

Los turistas apuestan cada vez más por experiencias que se alejen de lo común. Sacarse fotos en los lugares más concurridos del planeta sigue siendo tendencia, pero otros lugares donde el misterio y el morbo son protagonistas también interesan a un amplio número de viajeros. 

La sensación de clandestinidad, aunque estos sitios estén abiertos al público, supone un reclamo para aquellos que buscan sentir emoción extra en sus vacaciones. 

España

  • Belchite

Las ruinas de la población zaragozana son Patrimonio Histórico español. Durante la Guerra Civil, en agosto de 1937, murieron 5.000 personas en la región.  En 1964 los últimos vecinos lo abandonaron para mudarse a Belchite Nuevo.

En la actualidad solo se puede visitar con guías y está calificado como uno de los pueblos más fantasmagóricos del país. 

Todos los viernes y sábados se ofrecen visitas por la noche durante las que se cuentan las historias que protagonizó la región, incluso en la Santa Inquisición. 

Francia

  • Las catacumbas de París

Las catacumbas de la capital francesa se componen de una red de túneles que alberga más de 6 millones de esqueletos en sus 300 kilómetros de extensión. En 1786, para combatir las epidemias y enfermedades que asolaban la región se decidió trasladar los cadáveres de los cementerios de la ciudad a los túneles. Se pueden visitar por 10 euros y cada año reciben a unos 300.000 visitantes. 

India

  • Jatinga 

Entre septiembre y noviembre, al menos en los últimos años, cuando el sol se pone, cientos de pájaros descienden sobre el pueblo volando a toda velocidad para estrellarse contra los edificios y los árboles en la localidad de Jatinga, en India. 

Durante muchos años y ante tan extraño suceso, las personas han creído que este suicidio en masa de las aves ocurría por culpa de los espíritus malignos que viven en los cielos y son responsables de derribarlas o de obligarles a que se suiciden.

Japón

  • Aokigahara, el bosque de los suicidios

El bosque se ubica al noroeste de la base del monte Fuji. Hay poemas de 1.000 años de antigüedad que señalan que el bosque está maldito. El turismo está limitado a zonas vigiladas y está prohibido adentrarse en él. En el siglo XIX, las familias más pobres abandonaban allí a los niños y ancianos a los que no podían alimentar. 

Desde 1950 señalan que se han encontrado alrededor de 500 cadáveres, por ello, en las cercanías hay carteles que animan a buscar ayuda. Es el segundo lugar en el mundo en número de suicidas por detrás del puente Golden Gate, en San Francisco. Cada año se organizan batidas para recuperar los cuerpos. 

México

  • La isla de las muñecas

La tenebrosa isla se ubica al sur de la Ciudad de México. Miles de muñecas están colocadas por toda la isla. El antiguo dueño, Julián Santana Barrera, las colocó allí para complacer el espíritu de una niña que murió en la zona ahogada. Santana murió de la misma forma en 2001.

Según los locales, las muñecas están poseídas por el espíritu de la difunta, se mueven solas y hablan. Ahora muchos visitantes llevan muñecas como ofrenda. 

Papúa-Nueva Guinea

  • Pueblo Kuku-Kuku 

Los viajeros que visitan a la tribu Kuku-Kuku pueden 'disfrutar' de los cuerpos ahumados de los difuntos, en su mayoría líderes y guerreros, sometidos a la práctica para conservar sus espíritus. Además, el canibalismo era una práctica habitual de la tribu lo que hace que una visita al poblado parezca no excenta de peligro. 

República Checa

  • Osario de Sedlec

El osario de Sedlec es una capilla católica localizada bajo la iglesia del Cementerio de Todos los Santos en la República Checa. Esta adornado con unos 40.000 esqueletos humanos. En 1870 un tallista fue contratado por la familia propietaria de la instalación para organizar los huesos que habían desenterrado. Con ellos creó una lámpara de arañe, un gran escudo de armas. Está situado a una hora de Praga viajando en tren. La entrada es barata, 3,2 euros. 

La muerte es un negocio 

 La curiosidad por lo prohibido es algo innato en el ser humano. Por ello, no es de extrañar que la industria turística haya sabido aprovechar el tirón del pasado más macabro para atraer a miles de viajeros cada año. La solemnidad de la muerte queda en un segundo plano para convertirse en un espectáculo artístico para contemplar. 

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