Destinos

Japón recibe 91.800 viajeros españoles en 2016, una cifra récord que supone un aumento del 19%

El número de visitantes extranjeros a Japón alcanzó el record histórico de 24 millones durante el año 2016, lo que supone un 22% con respecto al mismo periodo del año anterior.

Según los últimos datos publicados por la Oficina Nacional de Turismo de Japón, un total de 91.800 turistas españoles viajaron al país durante 2016. Esta cifra supone un aumento de 19% y marca un récord histórico respecto al año anterior, consolidando la tendencia al alza de España por encima de la media de los países europeos. Además, ha alcanzado también el récord histórico de 24 millones de turistas internacionales durante el año 2016, lo que supone un incremento 22%. 

Estas cifras sitúan a la nación entre los destinos tendencia para 2017 y los próximos años para los viajeros de todo el mundo, atraídos por la cultura, la forma de vida y los recursos naturales del país del Sol Naciente. Unos atractivos que son el reflejo de sus tres valores fundamentales: carácter, creación y vida común. 

Templo en Kyoto

Sensibilidad japonesa 
Uno de los aspectos determinantes de la forma de ser de los japoneses es su carácter. Conocidos por su cortesía y buenos modales, sorprenden por su generosidad en la ayuda a los viajeros despistados y su constante gratitud a todo lo que les rodea. Igualmente destacan por su sensibilidad y respeto por la naturaleza, dos aspectos que se muestran especialmente a través de los jardines de templos Zen. Además, se distinguen también por la atención al detalle, una característica que se refleja de forma evidente a través de su artesanía.

Postre Wagashi

La inspiración en la naturaleza
El amor de los japoneses por la naturaleza se puede ver en todo lo que les rodea y es fuente de inspiración en sus creaciones. Su admiración por el entorno se refleja incluso en su gastronomía. Prueba de ello son los Wagashi, dulces tradicionales tomados a la hora del té que se elaboran con ingredientes naturales (pasta de arroz, pasta de judías y fruta) y cuya figura y color se inspira en los frutos y flores de la tierra. Su asombro por el entorno natural se muestra también en sus numerosas creaciones artísticas, como el Mino Washi, un papel elaborado de forma artesanal a través de técnicas milenarias con fibras de moreras.  

A las artes tradicionales se unen los nuevos diseños y artistas emergentes que, al mismo tiempo, mantienen en equilibrio la tradición y la innovación en sus creaciones. En este ámbito de creación y creatividad destaca Yayoi Kusama, una artista que basa sus obras en el arte conceptual y recoge influencias del minimalismo y el arte pop, entre otros. 

Además, la apuesta por la creación hace de Japón uno de los países más desarrollados en alta tecnología, un éxito que nace del trabajo en equipo. Entre sus creaciones se encuentra Asimo, un robot humanoide diseñado con la última tecnología que trabaja como intérprete con seres humanos junto al personal del Museo Nacional de Ciencias Emergentes e Innovación de Tokio. Sorprendentes son también la sala de exposiciones MegaWeb de Toyota y el Centro de Intercomunicación NTT o ICC, que ofrece una exposición de arte mediático basado en la tecnología electrónica más avanzada.

Tokio de noche

La felicidad de la vida común
Uno de los momentos más felices del día a día para los japoneses es la comida. A los productos, platos de temporada y a su sana y variada cultura gastronómica se une su pasión por la cocina internacional. Son típicos el Ramen, el Sukiyaki, la tempura, los dulces wagashi, la Kaiseki Ryori, el Shabu-shabu, los fideos Soba y Udon o el típico sushi, sashimi y yakitori. 

Disfrutar de tiempo con la familia y amigos y celebrar las bondades de la vida y la naturaleza constituyen también una parte importante de la forma de vivir de los japoneses. Es por ello que cada época del año, tan marcada por sus diferentes climas, trae consigo festivales, celebraciones y tradiciones únicas. Desde las típicas luces de Navidad y los baños termales en invierno al espectáculo de transformación de color de las hojas de arce en otoño (Momiji) o en primavera el florecimiento de los cerezos (Sakura), sin olvidar los festejos, fuegos artificiales y jornadas de playa durante el verano

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