No solo los hoteles, las aerolíneas o empresas se han sumado a la lucha contra los plásticos de un solo uso, sustituyendo los productos elaborados con este material por otros reciclables, reutilizables o compostables. Los ciudadanos también se han comprometido con esta causa.  

Este gesto de responsabilidad con el medio ambiente, sin embargo, le costó la vida a Elena Struthers-Gardner, ciudadana británica de 60 años. Según ha informado El Confidencial, la mujer acostumbraba a utilizar una pajita de metal, en sustitución de las de plástico, para disfrutar de sus bebidas.

Precisamente, en noviembre de 2018, sufrió un accidente cuando bebía de una jarra que tenía incorporada una pajita de metal: se cayó sobre el vaso con la mala suerte de que la pajita le atravesó el ojo, llegando a clavarse en el cerebro.

La mujer de Elena, Mandy, se percató de lo que había ocurrido y llamó rápidamente al servicio de emergencias. Elena fue ingresada en el Hospital General de Southampton, en el sur de Inglaterra, pero los médicos no pudieron hacer nada por su vida. La mujer de 60 años falleció al día siguiente por las graves lesiones cerebrales que sufrió.

Brendan Allen, forense del caso, advierte desde entonces sobre los peligros que acarrean estas estructuras de metal. “Si alguien cae sobre una y tiene la mala suerte de que apunta en la dirección incorrecta, pueden producirse lesiones graves”.

También, aconsejó lo siguiente para evitar accidentes como este: “Estas pajitas de metal no deben usarse con ninguna tapa que las mantenga en su lugar. Parece que el principal problema aquí es que si la tapa no hubiera estado en su lugar, la pajita se habría movido”.