Los “sablazos” en las cuentas de los bares y restaurantes ubicados en destinos turísticos se están convirtiendo en todo un clásico. El último caso es el de una familia a la que le cobraron cerca de 120 euros por tres perritos calientes, un sándwich de jamón y queso, y bebidas en un establecimiento de Roma.

Según ha informado La Razón, solamente el servicio costó a la familia 17,34 euros; los tres perritos 66 euros (22 euros cada uno); el sándwich siete euros; la botella de agua de un litro cinco euros; y las coca colas 24 (seis euros cada una), lo que hace un total de 119,34 euros.

La familia, conformada por un matrimonio y sus dos hijos de 11 y 15 años, y procedente de Puglia, tuvo que hacer frente a estos precios en un establecimiento de la vía de la Conciliazione, que une a la plaza de San Pedro y al castillo de Sant Angelo, una zona frecuentada por los turistas.

No es la primera vez que los visitantes se encuentran con precios desorbitados en Italia. El pasado septiembre, por ejemplo, dos viajeros de origen japonés pagaron 430 euros por dos platos de espaguetis y dos botellas de agua en las inmediaciones del Castillo de Sant Angelo.

En enero de este año, cuatro turistas, también japoneses, tuvieron que pagar 1.143 euros por cuatro filetes de 400 gramos cada uno, un plato de pescado frito, agua y dos vasos de vino tinto en Venecia, concretamente en el restaurante Osteria da Luca.

Este tipo de acontecimientos, sin embargo, se repite en los diferentes destinos turísticos del mundo. En el local Solsun, en Sant Antoni (Ibiza), por ejemplo, pagaron 52 euros por cuatro refrescos. En una terraza de Palma (Mallorca), a su vez, cobraron 15 euros por un zumo de naranja a unos clientes que no quedaron nada satisfechos.