El sector hostelero está inmerso en una crisis de personal en pleno verano. Y es que la capacidad de las plantillas ha disminuido entre un 5 y un 15%, algo que, a su vez, afecta a los empleados a la hora de cubrir la totalidad de los servicios.

Según ha informado elEconomista, este problema deriva de la aplicación del registro de entrada y salida de los trabajadores, obligatorio desde el pasado mayo, para controlar el cumplimiento de la jornada laboral estipulada por contrato.

De acuerdo con fuentes de la industria hostelera, los trabajadores excedían habitualmente, en verano, el límite de 80 horas extras al año hasta las 240, las cuales eran remuneradas y cotizadas a la Seguridad Social. Estas horas adicionales eran necesarias para cumplir con el servicio habitual de los establecimientos, pero con la nueva normativa “es imposible de llevar a cabo”, según las mismas fuentes.

Desde el sector aseguran que, normalmente, los propios empleados reclamaban la realización de horas extras, con el fin de aumentar el volumen de su renta, ya que este tipo de trabajos es de carácter estacional y, por lo tanto, temporal.

"Estos son muchos jóvenes que piensan en acumular una bolsa de dinero durante el verano para el resto del año, para pagar sus estudios por ejemplo, haciendo el máximo de horas posibles, siempre cumplidamente remuneradas y cotizadas", aseveró un director hostelero al diario citado.

Soluciones

Muchos hosteleros han optado, como solución a esta falta de personal que imposibilita hacer frente al volumen de trabajo, por cerrar el establecimiento alrededor de dos horas, entre las 16.00h y 18.00h, con el objetivo de cubrir los picos más altos en las horas nocturnas.