Los robos de jarras de cerveza en los bares de Bélgica han provocado que sus dueños hayan ideado estrategias para evitarlos, según ha publicado ‘The Guardian’. 

La cerveza es uno de los mayores atractivos del país, tanto como el chocolate, y según su tipología se sirven en un recipiente determinado, con una temperatura y densidad estudiada, lo que los hacen atractivos para los coleccionistas y turistas gorrones. 

Dulle Griet, un bar de Gante, ha llevado a la práctica un método infalible. Según explica su dueño, Alex Devrient, los clientes que quieran consumir la popular bebida “deben entregarles sus zapatos”. “Luego los colocamos en una cesta que levantamos contra el techo. Se ha convertido en una atracción, pero para nosotros sigue siendo una garantía. Las jarras son bastante caras porque las hemos hecho especialmente”, explica. 

Otro empresario ha decidido poner alarma en los recipientes y un arco en la puerta. “Hemos perdido al menos 4.000 jarras cada año. Por alguna razón los clientes piensan que cuando pagan por algo para beber reciben el vaso como regalo”, señala.