Túnez está viviendo unas jornadas de tensión política después de que su presidente haya asumido plenos poderes y haya suspendido al Parlamento y destituido al Primer Ministro.

El jefe de Estado tunecino, Kaïs Saied, ha aducido a la crisis que atraviesa el país a causa del Covid-19, para tomar “medidas excepcionales” y atribuirse todo el poder en base el artículo 80 de la Constitución. Desde el partido con mayoría parlamentaria Ennahda —al que pertenece el hasta ahora primer ministro Hichem Mechich— califican el movimiento como “golpe de Estado”.
 


La tensión entre las partes se ha trasladado a las calles donde ya había descontento contra el gobierno. De hecho, según informa BBC, manifestaciones en ciudades como Susa o Tozeur habían arremetido contra las sedes de Ennahda, partido que desde la revolución de 2011 ha tenido presencia en el Ejecutivo.

Esta crisis constitucional llega cuando el país estaba intentando recuperar la actividad turística. De hecho, el pasado 1 de junio relajó más las restricciones de entrada a los viajeros internacionales eliminando la cuarentena tanto a los vacunados como a los que formasen parte de un grupo organizado y supervisado. El país mediterráneo, junto a Turquía, Egipto y Canarias se erigía como uno de los más destacados destinos de ‘sol y playa’ invernales, según DER Touristik.