El Gobierno de Nueva Zelanda quiere recaudar un impuesto turístico con el fin de preservar las infraestructuras y entorno natural del país, según ha informado Spiegel.

Y es que, los ciudadanos locales se han quejado de que el incremento de turistas, un 30% en los últimos tres años, perjudica al medio ambiente y a las zonas urbanas del archipiélago. De hecho, en 2017 Nueva Zelanda recibió a 3,8 millones de personas y espera acoger a 4,5 millones en 2022, por lo que se igualaría el número de turistas con el de residentes.

A mediados del próximo año, los turistas que visiten Nueva Zelanda deberán pagar una tasa de 35 dólares. De esta forma, el Ejecutivo espera recaudar entre 57 y 80 millones de dólares anuales, cantidad que invertirá en el mantenimiento de las infraestructuras y conservación de la naturaleza.

Al respecto, el ministro de Turismo, Kelvin Davis, manifestó en un comunicado: "Es justo que los turistas hagan una pequeña contribución para que podamos proporcionarles la infraestructura necesaria y preservar los paisajes que disfrutan".