El Ayuntamiento de Florencia (Italia) está llevando a cabo una medida experimental para evitar que los turistas hagan picnics y se sienten en los principales monumentos de  la ciudad. 

El consistorio ha decidido que los barranderos mojen con mangueras las entradas y las escalinatas de las iglesias de Santa Croce y Santo Spirito con la esperanza de que esto evite que la gente moleste.

"Pasaremos con las mangueras en las horas de comida, tanto en las escalinatas de las iglesias como por las aceras de las calles donde hay más tiendas de comida. El centro histórico de Florencia es un patrimonio de la humanidad, un museo a cielo abierto y no es un lugar para indeseados picnic", explicó el alcalde Dario Nardella, que además ha señalado que “estos sitios no son restaurantes. Son iglesias, lugares de culto y de arte que se deben defender. La gente no quiere ver botellas vacías y escaleras de las iglesias manchadas. Si nos ganamos fama de ser una ciudad llena de basura, perderemos los turistas de calidad. En lugar de imponer multas, esta medida es más elegante”.

Las ciudades italianas se enfrentan a un turismo masificado que amenaza con destruir su patrimonio histórico. El experimento ha sido aplaudido por algunos, aunque otros la consideran inútil y exigen que el agua se utilice para regar jardines.