La ciudad de Lisboa vive en estos momentos un ‘boom’ inmobiliario que se extiende a todo el país luso. Oporto y la costa del Algarve se han visto igualmente afectadas por este fenómeno, como consecuencia de una escasa oferta y el aumento de la inversión extranjera.

Mientras que en Europa la subida media del sector es de 4,5%, en Portugal ha alcanzado el 8% en el último trimestre. El encarecimiento de la vivienda en Lisboa comenzó en el 2013 y se ha extendido por toda la geografía portuguesa, aunque el sector inmobiliario asegura que, con excepción de esta capital y Oporto, la revalorización residencial continúa por debajo, si se compara con la de los tiempos de la precrisis.

Según datos aportados por Ricardo Guimarães, director de Confidencial Inmobiliario (CI) los precios han subido en 263 de los 278 municipios del Portugal continental. Alrededor de dos años atrás, según CI, ocurría todo lo contrario: los precios caían en 236 municipios.

A diferencia de otros países, el crecimiento que vive el sector en Portugal no es por la construcción, sino por la rehabilitación. Sólo el 14% de las casas vendidas este año son nuevas. En 2013 cuando se vendieron 178.850 viviendas, se prevé que en 2017 se venderán un total de 280.000.

En este sentido, Luís Lima, presidente de la Asociación Nacional de Agentes Inmobiliarios, explica que “el mercado no va a volver a registrar el número de transacciones de la década anterior porque el ‘stock’ inmobiliario es inferior al pasado, y porque el sector financiero es mucho más conservador en la concesión de créditos”.

Ninguna de las agencias inmobiliarias ven en el actual dinamismo una burbuja, al menos no como la de los años 2000, fundamentalmente porque ya no se dan créditos con tanta facilidad como entonces.  La mayoría de las transacciones en Lisboa (la mitad del mercado nacional) se realizan por extranjeros con dinero al contado . Primero fueron los chinos y los brasileños, después los franceses, luego los escandinavos y últimamente los turcos.

Sin embargo, los propietarios no opinan lo mismo. El presidente de la Asociación Lisboeta de Propietarios (ALP), Luís Menezes, apunta que las causas de la burbuja tienen que ver con el nuevo impuesto sobre el patrimonio, la prórroga en la congelación de alquileres, la concesión de ‘visados gold’ por comprar pisos de medio millón de euros, el turismo y las ventajas para los jubilados extranjeros. El gran perjudicado, según Menezes, “es el mercado del alquiler; con el aumento de impuestos y la congelación de alquileres, el propietario prefiere vender”.