El pasado miércoles, tan solo unas horas después de la entrada en vigor de la nueva ley contra el turismo sexual en Australia, se llevó a cabo el primer arresto. 

Según ha publicado el medio especializado británico Travel Mole, un pedófilo fue detenido en el aeropuerto de Sidney intentando viajar al extranjero. La nueva ley exige que los infractores registrados informen a las autoridades antes de viajar.

La ministra de Relaciones Exteriores del país, Julie Bishop, ha apuntado que alrededor de 800 delincuentes sexuales infantiles australianos viajaron al extranjero el año pasado y que casi el 40% de ellos no lo notificó. 

La política ha explicado que: “Australia tiene hasta 20.000 delincuentes sexuales infantiles registrados que han cumplido sus condenas”, y que “durante demasiado tiempo, estos depredadores han viajado al exterior sin haber sido detectados, incluso en países donde las leyes más débiles significan que tienen oportunidades para cometer crímenes atroces”. 

El sudeste asiático (Tailandia, Malasia, Filipinas e Indonesia), donde la protección hacia los menores es poco estricta, es el destino supuestamente elegido por estos turistas sexuales y está bien conectado desde Australia con vuelos de bajo coste.