El mundo se encuentra en una encrucijada geopolítica con diferentes focos de inestabilidad entre los que destaca Corea del Norte.  Del presagio de una guerra balística ha surgido una ventaja inesperada y es que la amenaza de un posible ataque de Pyongyang ha impulsado el turismo de la isla de Guam.

Se podría resumir en un 'que hablen de mí aunque sea mal", y es que la constante mención de esta isla como objetivo de invasión norcoreano le ha impulsado al escaparate internacional:, o por lo menos, así lo ve Donald Trump: "Todo el mundo está hablando de Guam (...) el turismo va a crecer multiplicado por diez sin gastar dinero". El presidente de Estados Unidos insiste en que se trata de una isla “maravillosa” que tiene pensado visitar.

De hecho, esta nación del Pacífico que forma parte de los territorios no incorporados a EE.UU. y cuenta con 163.000 habitantes recibió cerca de un millón de visitantes en 2016. Y ello, pese a ser uno de los puntos clave del pulso militar entre la nación norteamericana y la norcoreana: "No hemos registrado bajas en las últimas semanas, al contrario, mucha gente nos llama para consultar los paquetes de viaje disponibles y actividades en la isla", revela un representante de la agencia ‘Tortuga’.

Pese a la amenaza constante de los ensayos balísticos, la isla cuenta con un 95% de ocupación,y según el gobernador de la isla, Eddie Calvo, “después de que todo esto termine vamos a alcanzar el 110 por ciento". 

Entre los atractivos de la isla se encuentran su clima tropical y su combinación de playas de arena blanca, arrecifes de coral y jungla. A todo ello, cabe sumarle la exención de impuestos que lleva a los turistas a realizar un gasto bastante elevado.