Los Cabos, destino turístico ubicado en la punta sur de la península de Baja California (México), es un paraíso para los turistas y un infierno para sus habitantes. Esto se debe a la violencia que genera la guerra entre cárteles de la droga.

Los homicidios se han triplicado este año, en comparación con el mismo período de 2016. Este notable aumento atemoriza a los residentes y enciende las alarmas en el sector turístico.

El incremento repentino de los asesinatos llevó al Departamento de Estado de Estados Unidos a incluir, en su más reciente alerta de viajes, a varios municipios y ciudades de Quintana Roo y de Baja California Sur, entre ellos La Paz y Los Cabos.

Aunque la violencia no ha salpicado directamente a los turistas, estos se han visto involucrados en la red criminal como consumidores de drogas. Se sabe que las zonas más pobres de San José del Cabo y Cabo San Lucas, principales localidades del municipio de Los Cabos, son las más afectadas en estos enfrentamientos entre grupos criminales.

Líderes comunitarios y activistas locales aseguran que la violencia es un síntoma de los graves problemas que afectan a los sectores populares de la región . Por otro lado, sentencian que las autoridades se centran en el sector turístico y descuidan las necesidades de los obreros y los más pobres.

Muchos habitantes aseguran que Los Cabos podría terminar igual que Acapulco. Esta ciudad que alguna vez fue uno de los principales destinos vacacionales de la costa del Pacífico, también se ha visto azotada por la violencia.

Según datos ofrecidos por el Fideicomiso de Turismo de Los Cabos, el año pasado, más de 2,1 millones de personas visitaron este enclave turístico. El 75% de ellos eran viajeros internacionales y la mayoría provenía de Estados Unidos.