Una visita habitual en las grandes ciudades europeas como Roma o París se produce en el subsuelo, donde estas urbes conservan auténticas joyas arquitectónicas: las catacumbas.

Ahora, en el Centro Histórico de la Ciudad de México se siguen excavando los restos de lo que parece ser un edificio conformado a base de huesos y cráneos humanos unidos con argamasa de cal, arena y gravilla.

"Lo que esperábamos eran puros hombres, seguramente jóvenes, como debieron de ser los guerreros, y en cambio se suponía que las mujeres y los niños no iban a la guerra. Aquí pasa algo que no estaba registrado; esto es muy nuevo, una primicia en el Huey Tzompantli", expresa Rodrigo Bolaños, un antropólogo físico del proyecto arqueológico. Y es que en la excavación no sólo había restos de hombres, como se pensaba en un principio, sino que también había presencia de mujeres y niños.

Conforme avancen las excavaciones, este punto se puede convertir en una nueva referencia turística de la urbe mexicana.