En 2016, International Airlines Group (IAG) y LATAM Airlines Group suscribieron un acuerdo para operar de forma conjunta los vuelos entre Europa y Sudamérica con el fin coordinar rutas para compartir gastos y repartir beneficios. Dos años y medio después, sigue paralizado por las autoridades.

Tras lograr las aprobaciones de los organismos de competencia de Brasil y Colombia, su último escollo lo encontraron en Chile, donde pese a que el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (TDLC) chileno dio el pasado mes de noviembre luz verde al acuerdo entre ambos grupos de aerolíneas, numerosos recursos presentados en su contra han atascado  su aprobación.

Entre los organismos que han mostrado su disconformidad con este acuerdo ‘win-win’ entre la matriz de Iberia y LATAM se encuentran Asociación Chilena de Empresas de Turismo (Achet) y la Corporación Nacional de Consumidores y Usuarios de Chile (Conadecus), así como la Fiscalía Nacional Económica chilena, que ha solicitado que, según informa Bolsamanía, ha solicitado que la Corte Suprema anule la autorización del TDLC.

Todos ellos temen que se reduzcan frecuencias provocando que los precios se incrementen o que la alianza de ambos holdings de aerolíneas disuadirá la llegada de nuevos competidores.

En caso de superar todas las trabas, estos grupos lograrán mayor capacidad de negociación y decisión que puede disparar su número de destino de los 120 actuales a los 420. Este acuerdo beneficia a los consumidores al proporcionar una mejor conectividad, más destinos, mayores opciones de vuelos entre Europa y Sudamérica y mejores beneficios a los pasajeros frecuentes. Impulsará el turismo y los viajes de negocios entre Sudamérica y Europa”, aseguran desde IAG, aunque evitan referirse al proceso en el tribunal chileno.

Por su parte, desde LATAM se plantean la posibilidad de poner en marcha el acuerdo fuera de Chile.

Sin necesidad de realizar un intercambio accionarial, las aerolíneas pueden revisar la oferta comercial de que disponen hacia cada destino y decidir la forma más rentable de operarlo, compartiendo gastos y dividiendo ganancias. Un acuerdo de este tipo es el que estudian desde verano Air France-KLM y la aerolínea de Globalia, Air Europa, con intención también de estrechar sus actuales acuerdos.