Ha comenzado en Bruselas (Bélgica) el juicio contra la princesa árabe Sheikha Hamda Alnehayan y sus siete hijas por esclavizar a su personal de servicio durante el 2008 en el antiguo Hotel Conrad, uno de los más lujosos de la capital belga. Las aristócratas, originarias de los Emiratos Árabes, también han sido acusadas de secuestro y trata de personas. Aunque sean halladas culpables, se encuentran en su país y es improbable que las extraditen para que cumplan la sentencia. 

Las aristócratas habían alquilado todo el cuarto piso, ubicado en la exclusiva Avenida Louise y tenían a su merced a 17 sirvientas, a las que no permitían salir sin supervisión y a las que pagaban entre 100 y 200 euros al mes por más de 20 horas de trabajo diario. El martirio se prolongó durante 8 meses hasta que una de las víctimas, de origen marroquí, consiguió escapar y avisar a la policía. 

Las princesas son parte de una de las familias más influyentes de su país. El proceso judicial se ha demorado nueve años después de que su abogado alegara que la policía belga había violado sus derechos al registrar sus habitaciones. 

No es el primer caso de esclavitud que sale a la luz en relación con la realeza de los Emiratos. Muchos jeques viajan a países europeos para pasar las vacaciones o para someterse a tratamientos médicos acompañados de sus sirvientes. Aunque estas prácticas puede ser legales en los países de los que provienen, en Occidente se considera esclavitud doméstica.