Al inglés se le denomina el 'idioma del mundo'. Es la lengua de los negocios, de la comunicación aeronáutica y marítima de manera oficial y se enseña como segundo idioma en numerosos países desde la infancia. De los 1.500 millones de personas que  lo hablan, menos de 400 millones son nativos. 

Aunque España recibe cada año a millones de turistas que hablan el idioma anglosajón como primera o como segunda lengua,  no se encuentra entre las naciones que mejor la dominan.  Sin embargo, sí que es uno de los países que en los últimos años más ha mejorado su nivel, aunque las deficiencias en la educación aún son bastante notables. Según un estudio publicado por Ef en 2015, (Education First) los adultos que mejor nivel de inglés tienen son los de 33 y 44 años. Ante esto, los expertos alertaban de que "es preocupante que la generación de jóvenes de hasta 25 años estén peor preparados que la anterior, que se educó en una España menos concienciada respecto a la necesidad de hablar idiomas". 

El Gobierno de España se ha percatado de estas deficiencias. La semana pasada se publicó el borrador de la nueva evaluación final de bachillerato en la que se incluye un examen oral de inglés obligatorio para aquellos estudiantes que quieran acceder a la universidad. En concreto, los alumnos deberán desenvolverse "con soltura en conversaciones informales cara a cara o por teléfono u otros medios técnicos", algo positivo para el sector turismo que demanda profesionales que sepan enfrentarse a los clientes internacionales.  Además, para terminar los grados universitarios y para acceder a los másteres oficiales ya es necesario acreditar un nivel B1. 

Mercados

En 2015, más de 15,7 millones de turistas británicos (el 23,1% del total) visitaron nuestro país, lo que los sitúa como el mercado más importante. Además, en el mismo año se registró un repunte del 23,6 por ciento de los turistas estadounidenses.

Otros mercados destacados como los Países Bajos, los Países Nórdicos y los suizos saben desenvolverse en el idioma. De hecho, según el EF English Proficiency Index, los Países Bajos son los primeros en el mundo en cuanto a eficiencia del inglés con una puntuación del 72. Le siguen Dinamarca, 71,15; Suecia, 70,81; Noruega, 68,54; y Finlandia, 66,61. También en Alemania el dominio del idioma se sitúa por encima del 60, en concreto en el 61,58. En esta lista, España aparece en el puesto 19 con una puntuación del 56,66.  

Sin embargo, hay un dato que contrasta con los expuestos.  Mercados en alza como el chino no tienen un nivel de inglés elevado (50,94). Tampoco Hong Kong (54,94) donde recientemente la Comunidad de Madrid ha llevado a cabo una campaña para atraer al turismo de compras.  ¿Es entonces el dominio de la lengua británica tan imprescindible como nos hacen ver? Lo es. Sin embargo, a medida que estas naciones se fortalezcan internacionalmente el valor de sus lenguas se verá fortalecido y supondrá un plus a la hora de recibir visitantes. 

Países competidores

Aunque el nivel de inglés es relativamente bajo en España, otros países competidores se  posicionan en niveles aún más bajos. Italia aparece en el 21 con una puntuación del 54,63, Francia, en el 22º con 54,33 y Turquía en el 25º con 47,89. Tampoco aprueban Egipto con 47,32 y Túnez, con 47,70 puntos.  No son cifras ejemplarizantes, pero sí son la base de una posible estrategia del Estado español para marcar la diferencia con estos destinos. 

El idioma de los profesionales

En el sector turístico cada vez es más imprescindible el dominio de la lengua de Shakespeare para acceder a un puesto de trabajo. Aunque es habitual que se exijan otros idiomas como el alemán o el chino, el inglés sigue siendo el idioma de base a la hora de relacionarse con otros profesionales del sector y con los clientes. España podría  darle un giro al sector invirtiendo en formacion para profesionales españoles sin tener que recurrir a personal de otros países para cubrir las vacantes. Solo hay que analizar la mayoría de puestos de animador turístico en los hoteles españoles, vacantes que en la mayoría de los casos se cubren recurriendo a extranjeros que dominan más de una lengua con soltura. A España le falta concienciarse, dejar de exigir y centrarse en el fomento del aprendizaje idiomático para poco a poco empezar a ser aptos en el ámbito de los idiomas, cuya mejora va ligada a la competitividad turística y en consecuencia, a la economía.