Irónicamente, uno de los mayores placeres de la vida, VIAJAR, es uno de los principales factores que están acelerando el cambio climático. Junto con otros agentes del mundo moderno, genera elevadas emisiones de CO2 que provocan que ciertos ecosistemas estén cambiando hasta el punto de su desaparición. 

Así ha nacido el turismo de "última oportunidad" que, según la revista Forbes, ha sido una de las tendencias de este año en el sector turístico.

Los viajeros han sentido la necesidad de desplazarse a estos lugares que en un futuro podrían no existir, destinos como la Barrera de Coral en Australia, las Islas Maldivas o el Amazonas. También han optado por realizar expediciones a Canadá o al Ártico para ver a los osos polares.

Maldivas y las islas de basura

Todos tenemos en mente la imagen de las aguas cristalinas y playas desiertas de las Islas Maldivas ¿verdad? Sólo el año pasado, recibió la visita de casi un millón y medio de turistas. Los hoteles se han disparado en los últimos años, siendo sinónimo de destino soñado y de lujo. Lo que no vemos tras estas paradisíacas cabañas en el mar, es el lado oscuro de la existencia de las islas basura como Thilafushi. El país asiático creó esta isla artificial para servir de vertedero debido a las toneladas de residuos que el sector turístico deja en las Islas. En su mayoría plástico. Los residuos no son tratados de ninguna manera, solo se depositan en la isla, dañando al ecosistema marino de la zona.

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Los osos polares en peligro

Lo mismo está ocurriendo en Churchill (Canadá) o en el Ártico. Los turistas en lo que, por desgracia, se considera como última oportunidad para ver a los osos polares en su hábitat natural, están destruyendo más el ecosistema introduciendo especies que no son propias de la zona, dejando basura atrás o no respetando la naturaleza. ¿El resultado? Más contaminación. Un estudio publicado en la revista Current Issues arroja que un viaje por persona a Churchill puede contribuir a la contaminación con una cifra de hasta 8,61 toneladas de dióxido de carbono.

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Gran Barrera de Coral

Una Barrera de coral saturada

Desde que se anunciara que los efectos del cambio climático están afectando a la Barrera de Coral en Australia, ha tenido el mismo efecto en los turistas. Este ecosistema que ocupa un lugar mayor que la longitud de Italia recibe cada año en torno a los 2 millones de turistas. Sin embargo, desde el Gobierno de Australia han lanzado campañas de protección al área: desde carteles, publicaciones a guías y talleres para saber como proteger el área.

Entonces, ¿qué hacemos?

No se trata de dejar de visitar estos destinos, sino elegir opciones respetuosas con el medio ambiente y mantenerse informado en las páginas web oficiales del destino de cómo hacer un turismo responsable. El ejemplo de las campañas de concienciación por parte del Gobierno de Australia o en las Islas Galápagos se comenzó a controlar por este motivo: desde el número de visitantes que puede albergar cada Isla hasta los caminos por los que se puede pasar.

Al fin y al cabo, no hay un Planeta B.