Un familiar mío hotelero, al cual le debo haberme dedicado a este mundo, decía: “Si pudiera les daría los 2,75€ del convenio y quitaba el comedor de personal”. Yo no estoy de acuerdo.

Estoy de acuerdo en que son normales las quejas sobre la oferta ofrecida; por falta de variedad; por mala preparación; por falta de loza, cristalería, menaje o petit menage; el que se quede fría la comida; que se ponga o retire a destiempo; que no se recojan las mesas; que falta cubertería y/o que no esté repasada o limpia; que se cuelen los cubiertos de clientes; que haya desapariciones de género; que falte el agua; que el precio de la máquina de refrescos o café no sea el adecuado; que no haya cerveza; que no se reponga a tiempo si algo se acaba; que falte sitio; que haya gente que se cuele; que el suelo no esté limpio; que se tengan que preparar platos especiales por intolerancias; que el inspector de sanidad observe mejoras necesarias; que si en el turno de los cocineros hay mejor comida que en el resto; que haya discusiones entre cocina, RRHH y comité a causa de estos problemas…

¿Sabes qué? Pensándolo bien la idea de mi familiar no era mala.