El museo del Louvre (París) batió todos los récords mundiales de visitas en 2018. La emblemática galería francesa concentró 10,2 millones de visitantes, lo que supone un aumento del 25% con respecto a 2017, cuando recibió a 8,1 millones de personas. Además del tirón promocional que supuso para el centro galo que Beyoncé y su marido, el rapero Jay-Z, grabasen su vídeo ‘Apeshit’ en su interior, se puede afirmar, sin miedo a equivocación y con permiso de la Venus de Milo, que el gran imán para turistas es la Gioconda, el cuadro pintado por el genio renacentista Leonardo Da Vinci.

Y justamente la obra conocida popularmente como ‘Mona Lisa’ uno de los protagonistas de #SacrificiArte, un hashtag (etiqueta que se utiliza en redes sociales para concentrar los debates sobre un tema en concreto) para “esas obras de arte y monumentos que han sido sacrificados en el altar de la masificación para que el resto de la cultura se pueda disfrutar de una manera más tranquila”, tal y como lo definió su impulsor @elbarroquista.

Este usuario, especializado en compartir contenidos sobre arte, patrimonio y museística inició este hashtag al que se le unieron muchos más entusiastas. Entre las obras y museos que se sacrifican en pos del conocido como ‘turismo de bocadillo’ se encuentran las Pirámides de Guiza (Egipto), la Capilla Sixtina (Ciudad del Vaticano), el Anfiteatro Flavio de Roma, Venecia al completo, la hipotética casa de Romeo y Julieta en Verona (Italia), la Torre Eiffel (París, Francia), la Gran Muralla China o Machu Picchu (Perú).

La fama a través de la cultura popular

Otros espacios se han masificado debido a su estrecha relación con iconos de la cultura popular como Harry Potter. Este es el caso de la biblioteca ‘Lello e Irmao’, en Oporto (Portugal), que ha tenido que cobrar una entrada a aquellos que solo entran para hacerse una fotografía.

 Algo similar ocurre con el fenómeno global que ha resultado ser Juego de Tronos. La serie de HBO basada en la saga literaria Canción de Hielo y Fuego ha llenado las calles de Ragusa (Sicilia) o Dubrovnik (Croacia) de seguidores que quieren pisar Desembarco del Rey.

 Sin olvidar un patrimonio de la UNESCO como es la isla de Skellig Michael que hizo las veces de escenario para la nueva trilogía de las famosas películas de Star Wars.

La masificación también es cosa de España

España también cuenta con su propia representación gracias al legado de Antoni Gaudí en Barcelona: la Sagrada Familia y el Parc Güell.

 La Alhambra de Granada y su belleza única hacen acto de presencia con sus cerca de 2,7 millones de visitantes anuales.

Muchos de los que acuden al Museo de Arte Reina Sofía (Madrid) lo hacen con el único objetivo de contemplar el Guernica de Picasso, un cuadro que concentra todas las miradas.

También con una de las obras más icónicas y misteriosas de ‘El Bosco’, el Jardín de las Delicias del Museo del Prado (Madrid).

Desde el propio Museo del Prado ya han alertado en varias ocasiones sobre el peligro que supone la alta concentración de personas para la conservación de los cuadros  Esta pinacoteca registró en 2018 un total de 2.892.937 visitantes, lo que supone el segundo mejor año de su historia tras 2016. La venta de entradas del pasado año reportó al museo unos ingresos superiores a los 19 millones de euros.

Es justamente la búsqueda de ese equilibrio entre masificación e ingresos lo que lleva a los centros de exhibición a arriesgarse e intentar aprovechar la popularidad de ciertas obras con el fin de obtener recursos económicos que les permitan conservar al resto.