El turrón es, sin duda, uno de los protagonistas por excelencia de las mesas navideñas. Un producto artesano, de marcado sello nacional y que, con el paso de los años, ha sabido mantener un sano equilibrio entre la tradición y la vanguardia.  

Desde hace un tiempo, este manjar propio de las fiestas navideñas ya no solo combina la miel, el azúcar y las almendras sino que también se degusta de chocolate, de frutas y hasta con esencia de flores. Un sinfín de variedades y modificaciones que hacen que esta exquisitez de la repostería esté presente en Navidad en prácticamente cada hogar español sin importar si estamos en Murcia, Gijón, Cuenca o Reus. 

Aunque sin duda, hablar de turrón es hablar de Jijona. Con toda seguridad se trata de la meca de este producto y uno de los epicentros nacionales de fabricación por excelencia desde hace más de 400 años. El pequeño municipio alicantino, de apenas 7.000 habitantes, concentra, según datos del Consejo Regulador de Jijona y Turrón de Alicante, un 60% de la producción total del turrón español.

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Todo en Jijona gira en torno a esta masa dulce; desde su cultura, hasta su economía, pasando por su turismo. De hecho, uno de los principales y más populares atractivos turísticos de la localidad son las visitas guiadas a las fábricas de turrones o las jornadas en el Museo del Turrón, uno de los lugares que más protege la historia y la herencia cultural de este producto que tiene ya más de cuatro siglos. Y conociendo las cifras de venta de este género, no es de extrañar que así sea.

Según explica Federico Moncunill, secretario del Consejo Regulador de Jijona y Turrón de Alicante, al programa radiofónico de Capital Radio Bungalow103, salen de Jijona “21 millones de barras de turrón con denominación de origen”. Y no se queda aquí, sino que a tamaño dato se añaden “50 millones de barras más de turrones diversos, como chocolateado o con yema de huevo”. De hecho, tal y como afirmaba Moncunill, la industria del turón procedente de Jijona y Alicante crece “a un ritmo promedio del 8%”. Un crecimiento no únicamente impulsado por la demanda interna, sino también por las exportaciones que provienen, fundamentalmente, “de los países sudamericanos, el sur de Estados Unidos, así como los países fronterizos como Francia y Marruecos".

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Sin embargo, uno de los grandes problemas del sector es la estacionalidad, un arma de doble filo para la industria del turrón. Por un lado, según el director corporativo de Food & Beverage de la cadena hotelera Lopesan Hotel Group, Ignacio Bernaldo de Qurós, el hecho de encontrar turrón principalmente en la época navideña “hace que el cliente no se canse y siempre lo desee comprar para estas fiestas”. Sin embargo, esta particularidad también “promueve que la industria se deba esforzar el doble para mantenerse rentable durante el resto de meses del año”.

El turrón, bandera de la Marca España

Tal y como afirma Marcos Galván, gerente de La Estepeña, una de las marcas españolas más populares de turrones, mazapanes y polvorones, que cuenta con un catálogo de más de 90 referencias, la industria repostera española “tiene que hacer un esfuerzo”. Según el responsable de la compañía, así como la cocina sí que “ha sabido posicionarse como un atractivo cultural patrio", la repostería, y más concretamente la navideña, “aún debe trabajar” en trasmitir  “su alta calidad y su tradición”.

Y es que si por algo es llamativa la Marca España allende nuestras fronteras es por transmitir la calidad, el valor y la tradición. Por abanderar el esfuerzo, por vender los aciertos, pero también por aupar e impulsar industrias, productos, lugares y emblemas que nos definen como país y que, especialmente en estos tiempos que corren, nos unen sin buscar fisuras. Y el turrón, sin duda, es de esos productos estrellas que hay que proteger, mimar e impulsar.

La estepeña

 

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