La realidad ha superado, una vez más, a la ficción. Mikel R. Lejarza, vecino de Caló des Moro (San Antonio, Ibiza) decidió enfundarse un bañador, a altas horas de la madrugada del pasado jueves, para acudir a nado a una embarcación de recreo, con fiesta a bordo, que fondeaba a escasos metros de la costa, y así exigir al armador que bajara la música, pues ni él ni los vecinos podían pegar ojo. 

Según recoge el Diario de Ibiza, el joven de 18 años, antes de tomar esa medida “desesperada”, llamó a la policía junto con su madre y otros vecinos, no obstante la Policía Local les derivó a la Guardia Civil y esta “dijo que estaba haciendo gestiones con el Ayuntamiento”. Al parecer, el yate fondeó “a 50 metros” de la costa, “como mucho”, y el ruido comenzó a oírse alrededor de las 00:00 horas.

De hecho, Lejarza no pudo pegar ojo desde las 23:00 horas, cuando se fue dormir, hasta las 2:15 de la madrugada. Durante este período de tiempo “la policía ni apareció”, por lo que decidió, en un acto desesperado, acudir a nado hasta el yate para exigir que dejaran de hacer ruido. Y es que el joven debía levantarse al día siguiente a las 08:00 horas para acudir a la empresa náutica en la que trabaja.

Lo cierto es que Lejarza se defiende en el mar, ya que nada desde pequeño y también bucea a pulmón. Al llegar hasta la zona donde fondeaba la embarcación, entabló una discusión con el armador: “Le dije que bajara la música de malas maneras, porque, claro, si me tengo que ir hasta allí nadando para decirle que la baje porque tengo que dormir...” Gracias a la intervención de este vecino, el barco se marchó.   

A la mañana siguiente, el joven buscó el yate donde se celebraba la fiesta y lo fotografió. Se trata de la embarcación ‘Medusa Dubai’ y, según Lejarza, es la primera vez que causa tal alboroto. A su vez, lamentó la pasividad de las autoridades ante el auge de las embarcaciones de recreo en esta zona que impide descansar a los vecinos. Al respecto, el Consistorio de San Antonio está buscando soluciones a este problema.

Imágenes del barco, donde se puede escuchar el ruido y la música que genera|Mikel R. Lejarza vía Diario de Ibiza