Cada vez se avistan más ballenas en las costas canarias. El espectáculo es realmente fascinante, cuando el humano logra acercarse a esos grandes mamíferos mientras incursionan muy cerca de la orilla. Como un auténtico submarino, una ballena de 15 metros fue avistada recientemente en Playa Grande de Puerto del Carmen (Lanzarote).

En Canarias se concentran una gran variedad de especies de cetáceos a poca distancia de la costa, debido a la especial orografía de la plataforma oceánica. En este sentido, destaca la zona suroeste de la isla de Tenerife, concretamente los litorales de Arona, Adeje, Guía de Isora y Santiago del Teide, donde cada año más de 700.000 visitantes contratan los servicios de empresas dedicadas al avistamiento de los grandes cetáceos.

El principal objetivo de las actividades de observación de estas especies suele ser las ballenas piloto o calderones tropicales y los delfines mulares, y en menor medida, los cachalotes.

Delfín mular. Foto de Anipedia

Delfín mular. Foto de Anipedia

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Desafortunadamente, no todas las noticias de avistamientos son halagüeñas. Según informa Lancelot Digital, el pasado día 11 en la costa de La Santa, en Playa Boca Chica (Lanzarote), un cachalote de unos cinco metros de largo flotaba a la deriva cerca de la orilla. Otro tanto sucedía en el municipio Valle Gran Rey (La Gomera) cuando una ballena macho de la especie Rorcual Aliblanco fue hallada muerta en aguas próximas a esta localidad.

No se conoce exactamente cuál es la causa de estos fatídicos sucesos. Algunos individuos podrían estar enfermos, viejos o heridos y, al perder la fuerza para nadar, son arrastrados hacia la costa. En otros casos la culpa es directa o indirectamente de los humanos.

El uso de sonares en ejercicios navales, por ejemplo, interfiere en la comunicación de los cetáceos y puede confundirlos, estresarlos o herirlos. A largo plazo, el cambio en las condiciones ambientales, como las fluctuaciones de temperatura, la disminución de fuentes de comida o la aparición de contaminantes en el agua pueden modificar su comportamiento, llevando a estos mamíferos a un viaje sin retorno.