El Mobile World Congress (MWC), que se celebra en Barcelona desde el pasado 25 de febrero hasta hoy, es uno de los eventos de tecnología más importantes del mundo. A él acuden más de 110.000 visitantes procedentes de todos los países del mundo con el objetivo de conocer las novedades del sector tecnológico.

Pero este año, esta masa de profesionales, periodistas y expositores han tenido que hacer frente a un imprevisto: la huelga de los trabajadores del metro, que han realizado paros durante las tres franjas diarias de mayor afluencia (entre las 7.00 y las 9.00 horas, las 16.00 y 18.00 horas y las 22.30 y 24.30 horas).

A esos imprevistos en el funcionamiento del suburbano cabe sumarle la ausencia de las compañías VTC como Uber o Cabify que abandonaron la ciudad, tras la entrada en vigor del decreto ley que incluye la precontratación de sus servicios.

Para hacer frente a estos imprevistos se liberalizaron los horarios en los que pueden operar los más de 10.000 taxis y 3.500 VTC tradicionales que hay en Barcelona, sin embargo, esta además de no ser suficiente, provocó grandes atascos que colapsaron todos los servicios de transporte.

e cara a los usuarios, la saturación de los transportes barceloneses se tradujo  en colas de más de 40 minutos para poder coger un taxi durante las horas punta, concentrándose la mayor aglomeración entre las 17:00 y las 19:00. Unas esperas que acabaron con la paciencia de muchos de los asistentes que no se explicaban la ausencia de alternativas en el transporte.

Esta situación sacó de quicio a Rory Cellan-Jones, corresponsal especializado en tecnología de la BBC. El periodista, a través de su perfil personal de Twitter (@ruskin147), tiró de sentido del humor para afirmar que estaba “disfrutando de la cola para coger un taxi más larga del mundo”. “Tan larga que uno de los miembros de nuestro grupo desapareció para buscar un baño a mitad de camino”, apostilló.

Más tarde y tras recibir respuesta por parte uno de los miembros del colectivo de taxistas (el usuario @taxi_Tomasa), el corresponsal británico compartió un tuit en el que se explica que  hay más de 10.500 taxistas operando en Barcelona y que pese a que lamentan las molestias ocasionadas, estas se deben a la mala organización de la Fira de Barcelona: “Siempre pasa lo mismo, por problemas de tráfico es complicado llegar a tiempo a la feria”.

 
No obstante, la imagen de ciudad colapsada y desorganizada ya está en la mente de muchos de los asistentes y en las retinas de la audiencia a la que llegan periodistas como Cellan-Jones. Una mala impresión que puede ser determinante para que la empresa organizadora GSMA decida en 2023 si mantener como sede a Barcelona u optar a otros destinos como Lisboa (Portugal).