Las estadísticas apuntan a que cada dos días una persona decide quitarse la vida en alguno de los 13.500 kilómetros de vías ferroviarias que recorren España. El suicidio es la primera causa de muerte violenta, por delante de los accidentes de tráfico.

Ocho de cada diez maquinistas atropellan a lo largo de su carrera a una persona y para ellos esto supone una frustración por el escaso margen que tienen en la maniobra de frenado. Se convierten en testigos de una muerte que es muy difícil de evitar. A ello se suma el temor al posible estrés postraumático y en sus conversaciones hablan de culpa o impotencia.

El gremio considera que la asistencia psicológica después de un arrollamiento es insuficiente. “Telefónica, fría y a distancia”, según comenta Ángel Peña, delegado de Seguridad del Sindicato Español de Maquinistas y Ayudantes Ferroviarios (SEMAF).

Suscripción

En la Unión Europea, cada año se suicidan casi 3.000 personas. Los primeros del nefasto ránking son Dinamarca, Francia y Reino Unido. Según el estudio 'Railway Safety', elaborado por la UE, España ocupa el octavo lugar de naciones con más suicidios en las vías, con más de 600 entre 2011 y 2015. 

Con una media de un suicidio cada tres días, la cifra del año pasado superó la de 2016, cuando hubo 145 incidencias, de las que 105 fueron suicidios y 15, intentos. La mayoría de este tipo de sucesos se dan con mayor frecuencia alrededor de los grandes núcleos urbanos como Madrid y Barcelona.

Además de la persona que pone fin a su vida arrojándose a las vías del tren, hay otra víctima que sufre las consecuencias de un suicidio: el maquinista. El sindicato trabaja en un documento titulado provisionalmente ‘Arrollamiento de personas y vehículos’ en el que se exigirá “un protocolo claro de actuación”. Los maquinistas proponen que, una vez que han auxiliado a la persona arrollada, si queda con vida, o “reconocido” el fallecimiento, el conductor pueda volver al tren, cuando se apersonen las autoridades, y proseguir camino. Que esa “custodia” del cuerpo no deba extenderse hasta la certificación forense, como ahora.

Otras exigencias están relacionadas con una asistencia psicológica más completa, y que este tipo de situaciones sean tratadas en el curso para obtener la licencia de maquinista.