Al igual que algunos retorcidos periodistas practican aquello de no dejar que la realidad te impida publicar una buena historia, hay otros que aplican el dicho a las cifras. La Agencia Europa Press mandó no hace mucho una nota a los medios en la que aseguraba que, según el comparador de precios Kelisto, un 58% de los españoles irán de vacaciones este verano y gastarán de media 1.651 euros.

No he conseguido ver los datos en Kelisto por lo que me tengo que fiar de Europa Press, que suele ser una fuente respetable. Me fio pero no me lo creo. Los españoles que irían de vacaciones son 27 millones y si gastan 1.651 euros por persona nos da un total de 44.500 millones de euros  sólo en los meses de verano. La mayor parte de ese dinero se gastaría en España, puesto que sólo el nueve por ciento de los españoles que viajan lo hacen al extranjero.

Pero resulta que el Instituto Nacional de Estadística, del que me fio más  que de Kelisto o Europa Press nos indica que el gasto total de los turistas españoles en 2016 fue de 41.388 millones de euros, de los que 15.000 se invirtieron en el extranjero. Como la parte (el verano) no puede ser mayor que el todo (el año), algún periodista se ha columpiado.

Según el INE, los turistas españoles que gastan de media 44 euros en España y 96 en el extranjero, tendrían que estar de viaje 37 días en el primer caso o 17 en el segundo para efectuar ese gasto.

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Y ahora, tirando de calculadora, ¿se cree alguien que la pareja media se gasta 3.300 euros en su viaje de verano? ¿O, en el caso de una familia de cuatro personas, 6.600?

Más osada todavía es la información publicada en todos los medios de que más de tres millones de personas vendrían a Madrid para los festejos del “Orgullo” y que se gastarían trescientos millones de euros. A lo largo de la semana la información fue evolucionando; los tres millones quedaron reducidos a dos y ya no venían de fuera, sino que serían los que iban a participar en el desfile del sábado. Bueno, pues ni lo uno ni lo otro. Madrid tiene 84.000 camas hoteleras y unas 40.000 en alojamientos turísticos más o menos controlados. Aun pensando que todos los clientes vinieran con motivo del Orgullo, lo que es mucho pensar, y añadiendo toda la periferia, es imposible superar las doscientas mil camas, con lo que nos encontraríamos con dos millones de personas durmiendo en la calle o entrando y saliendo de la ciudad antes y después del festejo; algo imposible dada la capacidad del aeropuerto, las estaciones de ferrocarril y las carreteras.

Pero es que incluso si aceptamos la versión “light”, es decir que los dos millones son los que asistirían al desfile, nos encontramos igualmente frente a un imposible, no caben entre Atocha y Colón.

Cuando pasó la celebración y se dieron los datos oficiales del Ayuntamiento resulta que ya era sólo un millón el que había asistido a alguno de los actos, la mayor parte, claro, residentes en Madrid y que se habían gastado cien millones. Así que ¡vivan las cifras!