El hombre es el único animal capaz de tropezar dos veces en la misma piedra, menos el hombre político, que suele tropezar muchas más.

Parece que el fracaso económico de los parques Warner en Madrid, Terra Mítica en Benidorm y La Isla Mágica en Sevilla-todos ellos contaron con dinero público-supone un incentivo para que otros lo sigan intentando, en vez de ser un recordatorio de que ganar dinero en este sector es muy complicado.

De hecho, el único parque español que es rentable es Port Aventura, que reúne los requisitos de población cercana, turistas e inversión continua  que le permite competir en la Primera división europea de este sector.

Cuando en las Navidades de 1985 Disney decidió instalar Eurodisney en las cercanías de Paris, uno de los principales motivos fue el que las llamadas isócronas de población y de renta per cápita -es decir los círculos geográficos alrededor del punto señalado – eran muy favorables a la capital gala, pues indicaban que a dos, cuatro y seis horas de viaje la población que habitaba dentro de ellas y su renta eran muy superiores a las del lugar evaluado en España. La zona de Vila-seca y Salou, una de los cuatro últimas poblaciones barajadas por Disney para su parque, contaba con la vecindad de Barcelona, Zaragoza y un aceptable trafico turístico a la Costa Dorada, que no bastaron para un Eurodisney, pero sí para un parque más pequeño, como finalmente decidió Anheuser- Bush, que pudo contar con los estudios realizados por la Administración española para Disney.

No olvidemos que Port Aventura, además del parque, cuenta con un centro acuático, tres campos de golf, un gran centro de convenciones y cuatro hoteles. Aun con todas estas ventajas, le cuesta  acercarse a los cuatro millones de visitantes al año y su propiedad ha pasado por diversas manos, debido a la dificultad de rentabilizar la inversión y a la necesidad de invertir continuamente para obtener una clientela fiel y repetidora.

El fracaso del Parque Paramount en Murcia se quiere achacar a la inseguridad jurídica, el proyecto fue suspendido por el Tribunal Superior de Justicia debido a un recurso de Ecologistas en Acción; o al fallecimiento de su promotor Jesús Samper, pero en realidad nunca tuvo la mínima posibilidad de salir adelante.  Murcia no tiene población local suficiente, ni ésta dispone de una renta elevada, ni el turismo basta para garantizar un alto flujo permanente de visitantes.

Si hubieran construido un parque pequeño, para reducir los riesgos, hubiera carecido del atractivo suficiente y, en consecuencia, los ingresos por taquilla, restauración y comercio no bastarían para poder aportar cada año nuevas atracciones. Si hubiera sido demasiado grande, los costes financieros impedirían un adecuado mantenimiento.

Paramount nunca pensó invertir, sino simplemente cobrar por prestar su nombre y tecnología. Si el riesgo lo corren inversores privados, como así ha sido principalmente, allá ellos, pero si los políticos juegan con el dinero de nuestros impuestos-  el Gobierno habría prometido 16 millones de euros-entonces es harina de otro costal.  Para el próximo proyecto, y ya tenemos otro en Madrid, los responsables correspondientes deberían estudiar a fondo el mundo de los parques y los de la oposición apuntarse que si se pierde dinero publico hay que exigir responsabilidades.