Octubre es sinónimo de dos festividades procedentes del extranjero que han conseguido hacerse un hueco en la cultura española: Halloween y el Oktoberfest. La primera, pese a tener raíces europeas y celebrarse bajo otros nombres y ritos en España (finados, Samain, etc.), resurgió de la mano de la industria del entretenimiento estadounidense. La segunda en cambio está mucho más ligada a las fuertes conexiones existentes con Alemania.

Pocas son las poblaciones españolas que no se sumarán al segundo de estos festejos marcado por el consumo de cerveza, las salchichas y el codillo. Desde Calella (Barcelona), donde se viene celebrando desde 1987 siendo el más antiguo de España, hasta Calpe (Alicante), donde se congregan más comensales que en ningún otro lugar.

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Los fastos se multiplican en los destinos donde la presencia alemana es muy marcada. Así, cada rincón de Mallorca pasará a organizar su propia versión del festival muniqués, siendo las más representativas tienen lugar en Platja de Palma, Santa Ponsa y Son Fusteret. Algo similar ocurre en el archipiélago canario. Las Palmas de Gran Canaria, por ejemplo, acoge del 6 al 8 de octubre la celebración en el histórico barrio de Vegueta, una iniciativa auspiciada por la Federación de Hostelería y Turismo de Las Palmas (FEHT).

¿Por qué celebrar el Oktoberfest?

Cierto, en España gusta más un ‘sarao’ que nada en el mundo y también es verdad que el poder de la promoción y el marketing ha provocado que cualquier tipo de festividad o celebración se convierta en una excusa para comprar o consumir. Sin embargo, no es sólo una cuestión de modas y de globalización, sino que tiene su origen en el intercambio cultural entre España y Alemania debido al gran flujo de turistas existente entre ambos países.

Por un lado, el país ibérico es el destino favorito de los germanos, con más de 11.208.656 visitantes en 2016. Por su parte, 2.798.000 españoles viajaron en 2016 al país germano, siendo el décimo mercado emisor de visitantes. Asimismo, otros 148.211 españoles residen en Alemania, según el Padrón de Españoles Residentes en el Extranjero (Pere) elaborado por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Esta cifra le convierte en el segundo país europeo con más compatriotas (tras Reino Unido) y el cuarto del mundo (tras Argentina y Venezuela).

¿Por qué no ofrecer un evento en que los huéspedes se sientan como en casa? ¿Por qué no dar una oportunidad a los compatriotas a rememorar la visita que alguna vez realizaron al país centroeuropeo? Muchos arguyen que este tipo de celebraciones renuncian a promocionar la gastronomía local y tampoco les falta razón. No obstante, siempre hay lugar para dedicar jornadas a la restauración local durante el resto del año. Sin embargo, como indica su propio nombre, la fiesta reina en octubre es el Oktoberfest, así que... Prost!