Después de la fuerte caída del turismo en 2016, consecuencia de los atentados que sacudieron Francia, la afluencia de turistas ha aumentado un 10,2% en el segundo trimestre de este año, según datos del Instituto Nacional de Estadística de la nación. En París, viajeros de todas las nacionalidades desbordan las calles y las atracciones turísticas, donde tiene que esperar en largas colas. 

Según las previsiones del gobierno del país galo se alcanzarán los 89 millones de visitantes, un 6% que el año pasado cuando se llegó a los 82,5. De esta manera, se convertirá en la primera potencia turística mundial por delante de Estados Unidos y España. 

Parece que los viajeros vuelven a confiar en la seguridad de la ciudad de los enamorados aunque algunos declaran que “resulta chocante ver a soldados patrullando por las calles”. 

Además de los tradicionales productos turísticos, se acaba de inaugurar el Canal de la Villete, una instalación de 100 metros de largo en la que está permitido el baño. El Ayuntamiento tiene como objetivo permitir los chapuzones en todos los ríos y canales de la ciudad de cara a los Juegos Olímpicos de 2024, una oferta que supone todo un atractivo turístico. 

Sin embargo, la recuperación del sector de los viajes tiene una cara oscura: el arrendamiento ilegal de alojamientos a viajeros. París es líder mundial de viviendas turísticas ofrecidas a través de Airbnb, un total de 41.000. 

El concejal de Vivienda, Ian Brossat, ha explicado que: “París ha perdido 20.000 viviendas transformadas en apartamentos turísticos. Así los barrios del centro han visto decrecer su población”. Ante esto la nueva legislación exige que los anunciantes se registren en el Ayuntamiento hasta el 1 de diciembre y solo podrán alquilar un máximo de 120 días al año para que la práctica no amenace la convivencia con los vecinos.