El pasado 10 de julio se desprendió de la barrera C de la Antártida, al sur del continente americano, un gigantesco iceberg con un área aproximada de 5.800 kilómetros y un millón de toneladas.

Las dimensiones del bloque supera diez veces el tamaño de Madrid e incluso de pequeñas naciones como Mónaco. Está considerado como el mayor bloque de hielo a la deriva de la historia. 

Los investigadores de la Universidad de Swansea, en Gales, habían seguido el desarrollo de la grieta desde la década pasada. Uno de ellos, Adrian Luckman, ha señalado que: "El iceberg es uno de los mayores registrados y su progreso futuro es difícil de predecir". 

A esto añade que: "Puede seguir siendo de una pieza pero es más probable que se desintegre en fragmentos. Parte del hielo puede permanecer en la zona durante décadas, mientras que otras partes del iceberg pueden ir a la deriva hacia el norte, hacia aguas más cálidas". Aún así explica que no habrá impacto inmediato en el nivel del mar. 

Aunque está fuera de las rutas comerciales, sí podría suponer un peligro para lo principales destinos de cruceros de América del Sur.