Los pasajeros de cruceros podrían estar inhalando “concentraciones de contaminantes atmosféricos nocivos 60 veces superiores a los que recibirían en entornos naturales", según ha advertido la asociación ambiental alemana Naturschutzbund Deutschland (NABU).

En concreto, en un reciente estudio realizado por la asociación se determinó que en un crucero, justo después de que zarpara de Marsella, esas concentraciones nocivas eran hasta 200 veces mayores que en un entorno natural y 20 más que en centros urbanos con mucho tráfico.

Por ello, la Asociación Alemana del Pulmón y la Asociación de Neumólogos han advertido a los pasajeros que no permanezcan en cubierta y no inhalen los gases de escape de los buques porque “las partículas ultrafinas son muy peligrosas y pueden conducir a enfermedades pulmonares, ataques cardíacos, derrames cerebrales y también están relacionadas con la diabetes, causan deterioro en pacientes con asma y EPOC” .

Asimismo, los gases de escape diesel fueron señalados tan cancerígenos como el amianto por la Organización Mundial de la Salud en 2012.

Helge Grammerstorf, directora de la Asociacion Internacional de Líneas de Cruceros (CLIA) ha negado la validez de las mediciones y argumenta que se requiere una prueba más sistemática y duradera que la muestra selectiva de NABU.

En la actualidad no hay zonas de control de emisiones de nitrógeno (NECA) en aguas europeas, por lo que los buques solo tienen que cumpilr con las regulaciones de las zonas de control de emisiones de azufre (SECA), aunque Ralph Hardwick, portavoz de Clean Air London ha señalado que “incluso en una zona de control de emisiones de azufre, el contenido de azufre no debe superar el 0,1%, algo que sigue siendo 100 veces superior al que se encuentra en combustible diesel de carretera”. Un informe realizado por NABU el año pasado determinó que los cruceros europeos arrojan 3.500 veces más dióxido de azufre que los vehículos terrestres, contribuyendo así al cambió climático, la contaminación del aire y problemas pulmonares.

Las críticas no terminan ahí. Leif Miller, gerente del grupo ambiental apunta que las compañías de cruceros "pagan grandes sumas para mejorar el entretenimiento y los servicios gastronómicos a bordo, pero ahorran todo lo que puedan cuando se trata de protección del medio ambiente".