Lo que iba a ser un viaje para recordar se convirtió en una pesadilla para los pasajeros que se embarcaron en Alicante el crucero temático ‘Leyendas del Mediterráneo’ organizado por la naviera Pullmantur.

Los viajeros que se embarcaron en este buque se rebelaron contra las condiciones: el ruido ensordecedor no les permitía el descanso, el sistema de succión de los baños no funcionaba, provocando que los desechos rebosasen tanto por el inodoro como por la ducha y los pasillos estaban inundados por el olor a cloacas y combustible.

Los problemas, que se manifestaron desde la primera noche, provocaron quejas y solicitudes de hojas de reclamaciones, sin embargo, alcanzaron su punto álgido en el cuarto día de travesía, cuando los clientes boicotearon uno de los espectáculos y pidieron explicaciones del capitán. Éste, por su parte, llamó a la seguridad para que resolviese la situación.

La situación se complicó aún más con el fallecimiento de uno de los cruceristas por un infarto al corazón, circunstancia que fue ocultada por la tripulación, de los que también señalaron un trato inadecuado.

Tras pertenecer durante diez años a Royal Caribbean reportando pérdidas, la compañía fue vendida el pasado año, poseyendo el fondo suizo Springwater el 51% de sus acciones. Tras la adquisición se produjo un proceso de reestructuración al que se le achaca ser el origen de este tipo de incidentes.

No es la primera vez que pasajeros de la compañía se quejan respecto a los servicios y las condiciones de un crucero. En noviembre de 2016, 600 mallorquines que zarparon a bordo del Sovereign se vieron afectados por trabajos de remodelación como el cambio de moqueta.