La aerolínea española Swiftair ha sido imputada por la Fiscalía francesa por el accidente aéreo ocurrido en Mali el 24 de julio de 2014, y en el que murieron 116 personas, 54 de ellos galos. Se le acusa de homicidios involuntarios por impericia, imprudencia, desatención, negligencia y falta de obligación de prudencia o de seguridad. La compañía operaba el vuelo para Air Algérie y se estrelló entre Uagadugu y Argel. 

A comienzos de 2017, expertos judiciales que elaboraron un peritaje para el juicio, atribuyeron el accidente a la inadecuada formación de los comandantes, por lo que la aerolínea, según el informe, no cumplió con sus obligaciones en materia de formación de su personal.

En otra investigación, peritos de la Oficina de Investigación y Análisis (BEA) francesa, señalaron que la tripulación no activó el sistema de descongelación de las sondas de presión, lo que produjo un envío de información errónea al piloto automático.