La crisis económica afectó a toda Europa, pero sus consecuencias se han dejado notar más en los países del sur. Este es el caso de Italia, donde la desaparición de oportunidades laborales y el empeoramiento de sueldos y condiciones de trabajo han provocado un éxodo masivo. A todo ello, hay que sumar la masificación de ciudades como Roma a las que los jóvenes consideran “invivibles”.

Un total de 792.000 personas han dejado de vivir en Italia entre 2008 y 2016. 500.000 de ellos tomaron rumbo hacia otros destinos europeos como Alemania, Reino Unido y Francia; pero también hacia naciones del este de Europa –en muchos casos sus países de origen- como Rumanía, Polonia y Moldavia.

Así lo revelan los datos del Instituto Nacional de Estadísticas (Istat) y del Observatorio de Asesores Laborales del país transalpino: “En el año 2015 por primera vez en 90 años hemos notado una preocupante reducción en el número de residentes”.

decía ya el año pasado Istat, viéndolo venir. Un goteo que empezó con la crisis económica y que no ha parado desde entonces. Fueron 889.000 los puestos de trabajo perdidos en Italia hasta el 2014, al tiempo que, en paralelo, quienes han logrado mantener sus empleos han visto cómo sus sueldos y condiciones de trabajo han empeorado.