China ha inaugurado la pasarela flotante más grande del mundo en el río Hongshui, en la provincia china de Guizhou. Con una superficie de 54.000 metros cuadrados, la atracción turística es dos veces mayor que Manhattan y en su primera semana ya ha atraido a 60.000 turistas. En su camino por atraer turistas nacionales e internacionales a sus principales enclaves, el gigante asiático no escatima en gastos y parece que su estrategia es buena: numerosos medios de comunicación de todo el mundo hablan ya de la estructura. Ahora solo falta saber si conseguirá un récord mundial de visitas.