Cuentan los amantes del surf que lo suyo no es únicamente un deporte, sino una filosofía de vida. Una manera de entender el mundo que traspasa la ola y que atrae a toda una legión de fans que basan su consumo, su forma de vida y su manera de viajar en torno a esta disciplina deportiva, que ya estará reconocida como tal en los próximos juegos olímpicos de Tokio 2020.

En el programa de radio Bungalow103, de Capital Radio, Nacho García, responsable de medio ambiente de la Federación Española de Surf, afirma que “aunque es difícilmente cuantificable” los turistas que llegan a España a practicar este deporte se sitúan “entre 200 y 500 mil visitantes”. Profesionales y amateurs que se dirigen principalmente a “Canarias, País Vasco, Galicia, Cádiz y Cantabria” atraídos por la calidad de las olas, el clima y la conservación medioambiental.

Unos turistas que, a partir de este verano, podrán visitar el primer museo de surf de España, el ‘Océano Surf Museo’. Un enclave de referencia para los amantes de este deporte que estará situado en la localidad gallega de Valldoviño y en donde no solo se repasará la historia del surf nacional, sino la evolución de este deporte a nivel internacional. Según afirma el propio alcalde del municipio, Alberto González, “en Valldoviño se practica surf desde hace más de 50 años, por eso desde el primer momento creímos que era un buen lugar para crear el primer museo nacional de surf”.

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El negocio del surf. Pero si la playa es gratis y las olas también ¿Dónde exactamente está en el negocio del surf? Según Sergio Álvarez Krutchkoff, director de la escuela de surf OceanSide y presidente de la Asociación de Escuelas de Surfing de Gran Canaria “el surf genera sinergias con un sinfín de actividades que van desde la hostelería, la restauración, los alojamientos o la cultura”. Y así lo afirma también el estudio avalado por la Universidad de Oxford denominado ‘Surf-Economics’, que concluye que las áreas que desarrollan el surf como atractivo turístico crecen entre un 15% y un 35% más que aquellas que no tienen este aliciente.

Escuelas de surf, alojamientos especializados, actividades alternativas para cuando no hay olas, fabricantes de tablas, operadores turísticos que ofrecen paquetes específicos o tiendas de alquiler de material, son algunos de los negocios directos que derivan de este deporte. Empresas y comercios estratégicamente enfocados a este segmento que deben satisfacer las necesidades de un cliente muy concreto. Como afirma David Ruiz, socio de Surfing Etxea Hostel, un hostal guipuzcoano especializaado en surf, “el cliente de surf requiere material para practicar, clases si está en fase de iniciación, actividades alternativas, un horario flexible de comidas y asesoramiento sobre las mejores zonas para practicar”. En definitiva, un cliente específico con unas necesidades muy concretas que requiere de un estudio previo del sector y de una oferta especializada y adaptada a sus necesidades.

Microsoft y el surf. Pero no todos los beneficios son directos y tangibles, y más cuando se trata de un deporte que conlleva una serie de valores intrínsecos como el respeto medioambiental, la deportividad, la libertad o el compañerismo. Y la multinacional Microsoft debió de tener todo ello muy en cuenta cuando decidió financiar el viaje de Atila Madrona durante 10 meses por Nueva Zelanda. Periodista, fotógrafo y videógrafo, Atila Madrona propuso a la empresa fundada por Bill Gates una aventura de 10 meses por Nueva Zelanda. Durante ese tiempo él grabaría su viaje con la tecnología de Microsoft y, a cambio, según relató en los micrófonos de Bungalow103 el propio Madrona, “Microsoft ganaba una campaña de publicidad durante 10 meses muy diferente a lo habitual”. 

En definitiva, un deporte que genera empleo, que promueve un turismo sostenible y que aporta al destino un valor diferencial de calidad. 

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