Según datos de la Estadística de Movimientos Turísticos de Fronteras (Frontur) publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en septiembre, un total de 842.590 turistas rusos visitaron España en los nueve primeros meses de 2016, lo que supuso un incremento del 1,2% con respecto al año anterior. 

El gasto medio de estos visitantes es de 1.499 euros por persona, una cifra más elevada que otros mercados prioritarios como el británico (895) y el alemán (959) y solo superada por los turistas chinos (2.040 euros). Su estancia media se sitúa entre las 8 y las 15 noches. 

Asimismo, los destinos más populares según datos del IET (Estudios Turísticos de España) son las Islas Canarias, Baleares, la Comunidad Valenciana y Cataluña. 

Un codiciado mercado emergente

España es, en la actualidad, líder en Europa y séptimo en el mundo en cuanto a flujo de visitantes del país oriental. Según la Asociación de Operadores Turísticos de Rusia (ATOR), después de la caída de Turquía, Túnez y Egipto como destinos principales, nuestro país se sitúa segundo en el mundo en la temporada de verano, por detrás de Tailanda. 

El Ministerio de Industria, Energía y Turismo afirmaba a mediadios de año que ?Rusia es nuestro principal mercado emergente". Además, explicaba que "el declive de las relaciones entre Rusia y algunos de estos países, así como los activos esfuerzos del sector turístico español para atraer a los visitantes rusos son ahora las dos claves en las que confía España para escalar puestos en esa importante lista de destinos". 

'Bombardeo' al turismo turco

El 24 de noviembre un caza turco derribó a un bombardero Su-24 ruso en la frontera entre Siria y Turquía. Recep Tayyip Erdogan, presidente turco, alegó que el avión había "violado sus fronteras". Por su parte, el presidente ruso, Vladímir Putin, acusó al gobierno turco de "ataque a traición" y complicidad con el Estado Islámico. Según el mandatario, el bombardero estaba realizando una operación antiterrorista en territorio sirio. Esta acción tuvo como consecuencia la congelación de las relaciones bilaterales entre los países y derivó en una prohibición por parte de Moscú a ofertar viajes turísticos desde Rusia a Turquía, lo que provocó una reducción del 95% de visitantes rusos a la región. 

¿'Guerra turística' contra España?

Si 2016 se presentaba como el Año Dual de Turismo España-Rusia para fortalecer los vínculos entre las empresas turísticas y fomentar la promoción de destinos e inversiones, al final será considerado como un año conflictivo entre los dos países después de varias tensiones en las que ha estado implicada la OTAN. .

El Ministerio de Defensa anunció que el pasado 22 de septiembre varios bombarderos rusos Tupolev 160 volaron desde Noruega al Golfo de Vizcaya, bordeando así el territorio español. El objetivo de dicha acción podría haber sido sería poner a prueba el comportamiento de un nuevo sistema de guerra electrónico y aviónico en contacto con aeronaves ?enemigas?. Fue considerado como una provocación a la OTAN, a la que España pertenece.

En octubre se intensificaron estas tensiones después de que la Flota Rusa del Norte tuviera que retirar su petición para  repostar en Ceuta en su viaje hasta las costas de Siria, aunque ni Ceuta ni Melilla están incluidos en los tratados que fijan los territorios de la OTAN. A principios de noviembre, el ministro de Defensa ruso atacó a España al respecto: ?Nos ha asombrado especialmente la posición de algunos países que, bajo presión de EEUU y la OTAN, anunciaron públicamente la negativa del permiso de entrada de nuestros buques a sus puertos".  España era hasta entonces el país de la Unión Europea más abierto a Rusia. De hecho, en el año 2014, cuando Europa, la OTAN y Estados Unidos comenzaban a imponer sanciones económicas y diplomáticas a Rusia, el puerto de Ceuta recibió a 14 buques militares rusos sin problemas. 

Un turista que no podemos perde

España busca fomentar el gasto turístico, y Rusia, por sus particularidades, se presenta como el mercado perfecto para incrementarlo. Nuestro país no puede permitirse perder a un turista cuya media de gasto alcanza los 1.499 euros por persona, mucho menos ahora que nuestros principales competidores del Mediterráneo empiezan a recuperarse y podrían volver a posicionarse como primera opción para el país del Kremlin. 

Tenemos sol y playa, tenemos infraestructuras y comercios con la oferta de calidad y precios apetecibles para los visitantes con capacidad de consumo. Millones de euros están en juego en Cataluña, la Comunidad Valenciana, Baleares y Canarias. Sin embargo, poco se puede hacer más que cruzar los dedos y esperar que Vladimir Putin nos siga tendiendo la mano como destino vacacional y no nos señale como enemigo. Si hay algo incuestionable en esta guerra turística, es el poder de Putin para provocar pérdidas en los destinos a los que da la espalda.