Los medios de comunicación generalistas se acuerdan del turismo en agosto y en Semana Santa haciendo bueno el dicho de que miramos a la luna pero vemos el dedo. Solo faltaba que la Semana Santa fuera mal para este sector, habría que cerrar y dedicarse a otra cosa, y lo mismo pasa con los meses de verano. Una y otros van bien por definición, pero hay que entrar en los detalles para ver si van solo bien o muy bien y como afecta eso al resto del año.

Para los hoteleros y los privados, que se dedican a esto a través de plataformas de la mal llamada economía colaborativa, ha sido una magnífica Semana Santa tanto en lo que se refiere a la ocupación -muy alta en todos los destinos españoles- como al precio, aunque en este caso las diferencias son notables entre los destinos clásicos de sol y playa y Barcelona que van a mejorar notablemente sus ingresos por habitación y los de la España interior que no lo van a poder hacer. En el caso de los primeros, los clientes que van a venir con touroperador ya habían pagado a los precios negociados en enero del pasado año con lo que los hoteles han recibido menos por usuario en comparación con los que vendrán en viaje no organizado, pero a cambio estos dispondrán de mayores recursos para realizar más gasto en destino, al ser el presupuesto fijo.

Turistas en el Parc Güell Barcelona

Turistas en el Parc Güell

Una parte importante de la alta ocupación en Semana Santa se ha debido a la mejora del turismo nacional, que también pagará precios superiores a los del año pasado, aunque la inflación haya sido mínima. Pero mirando a la luna podemos ver que el resto del año pinta bien para la industria especialmente en los meses difíciles, como los que van de Semana Santa a mediados de junio, en los que no hay vacaciones escolares, y los del otoño.

Según el Presidente de la CEHAT, la Federación de los hoteleros españoles, Joan Molas, las reservas para esos meses van por encima del año pasado, al igual que los precios, en porcentajes que varían según los lugares. Ese aumento se debe prácticamente en su totalidad al turismo extranjero, menos estacional que el nacional.

Los británicos, nuestros principales visitantes, parece que prefieren invadirnos para tomar el sol, cerveza en mano, mientras leen los sensacionalistas Mail y el SUN que les incitan al boicot o incluso a la guerra como parecen proponer algunos viejos imperialistas conservadores como Lord Howard o el ex Ministro Tewitt.

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Las solicitudes de slots de las compañías aéreas, el pronosticador más fiable, nos indican un nuevo incremento de asientos en las rutas entre ambos países hasta los 24,6 millones de asientos -en ambos sentidos- en las rutas entre los dos países, para la temporada que finaliza el último fin de semana de octubre. La depreciación de la libra tras el resultado del referéndum no hará disminuir el número de visitantes, aunque podría hacer reducir el gasto al disminuir la duración de la estancia. 

El resto de nuestros principales mercados siguen el mismo rumbo, destacando el crecimiento de Francia y el buen comportamiento de Alemania, Italia y el resto. También hay mayor capacidad en las rutas a y desde Asia pero desde cifras muy inferiores. Los americanos del Norte viajaran más a España por la fortaleza del dólar y el temor a atentados en otros lugares de Europa, mientras que los de Sur también se aprovecharan del tipo de cambio de la moneda que usan al viajar y algunos evitaran ir a Estados Unidos por razones obvias. 

El turismo en Grecia también crece

El turismo también crece en Grecia

Otros países nos acompañan en esta bonanza, especialmente Grecia y Portugal con fuerte crecimiento, mientras que Túnez empieza a recuperarse gracias a sus buenas y baratas ofertas. Turquía, nuestro gran competidor, ha tirado precios y mejora en el mercado ruso, su principal clientela y en otros menores, pero no en el alemán, su segundo mercado, que sigue mal, pero no tanto como el año pasado.

La industria tendrá un gran año, ¿pero será igual de bueno para algunas poblaciones locales de algunos destinos que no están preparados para un mayor número de turistas? En el 2017 superaremos los ochenta millones de visitas de extranjeros y algunas infraestructuras, como las relativas al abastecimiento de agua potable, o algunos servicios auxiliares, como el de los automóviles de alquiler, tendrán dificultades en temporada alta.

Los dos grandes retos para lo queda de año son el control de la oferta ilegal, que crece más que la regulada, y la creación de empleo que no ha ido al mismo ritmo que las mejoras de ocupación y rentabilidad.